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2018: el peor año para Perú

Durante el año Perú tuvo dos presidentes, más de 45 ministros y tres procesos electorales

Sin duda Perú se enfrenta a una de las peores crisis políticas que se han dado en muchos años, con dos presidentes durante 12 meses, más de 45 ministros, tres procesos electorales, un explosivo frente judicial y la caída de los principales líderes de la oposición así como el ascenso de una inesperada figura, Martín Vizcarra, cuya popularidad rebasa 60% de la aprobación.

José Carlos Requena, politólogo peruano, menciona que bien podría describirse como “Un año que podría haber sido un lustro”, por los cambios bruscos que ha sufrido la sociedad andina. El 25 de diciembre de 2017, el aún presidente Pedro Pablo Kuczynski, anunció la decisión de indultar a Alberto Fujimori, quien cumplía una condena de 25 años en prisión por crímenes de corrupción y violación de los derechos humanos.

Kuczynski había resultado electo en segunda vuelta por encima de Keiko Fujimori, hija de Alberto, que había partido como favorita y en primera vuelta se había hecho con el control del Congreso, con 73 de 130 curules posibles. Sometido a los embates de la oposición desde el día mismo de su investidura, PPK debió enfrentar un proceso de vacancia por sus antiguos vínculos como consultor de la empresa Odebrecht. Aunque en reiteradas ocasiones había negado que lo otorgaría, el indulto fue la moneda de cambio que ofreció a Kenji Fujimori  (congresista y hermano menor de la dinastía) para recibir los votos que controlaba dentro de Fuerza Popular, partido del fujimorismo. Además de salvarse, Kuczynski parecía haber conseguido dividir a su enemigo, exponiendo las diferencias que lo fracturaban.

Tan solo tres meses bastaron para que de nueva cuenta fuera enfrentado a un nuevo proceso de vacancia y a graves evidencias de compra de votos para evitarla, se vio obligado a renunciar. Su reemplazante fue el vicepresidente Martín Vizcarra. Se temía que, luego de probar su fuerza y decisión cesando  a Kuczynski, Keiko Fujimori lo emplearía como una marioneta y gobernaría a través de él.

Meses más tarde, en junio, Vizcarra reapareció dispuesto a negociar con el fujimorismo para construir una plataforma de gobernabilidad que implicara un reparto de poder. Un mes más tarde, el portal de investigación periodística IDL-Reporteros, publicóel primero de una serie de audios que revelarían una trama de sobornos que infectaba hasta los cimientos del Poder Judicial del puerto del Callao  (el más importante del país), involucrando a jueces, fiscales, integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura, empresarios e importantes figuras políticas.

El 28 de julio, día de la independencia de Perú, Viscarra se posicionó a la cabeza de la lucha contra la corrupción y lanzó un referéndum de reforma constitucional que canalizó el rechazo popular hacia un Congreso.

Los drásticos cambios aún no terminaban, en el mes de Ocutubre comenzó con una resolución del Poder Judicial que, ante un control de convencionalidad pedido por la corte Interamericana de Derechos Humanos, anuló el indulto a Alberto Fujimori. Una semana después, cuando las investigaciones del caso Lava Jato alcanzaron a Keiko Fujimori, quien primero fue detenida preliminarmente y luego enviada a una prisión preventiva de 36 meses. Se la acusa de liderar una organización criminal instalada al interior de su partido, cuyo objetivo fue «obtener el poder político recibiendo para ello aportes ilícitos provenientes de actos de corrupción del grupo empresarial brasileño Odebrecht, […] para que luego estando en el poder se retribuyeran estos aportes ilícitos».

El expresidente Alan García acudió a la embajada de Uruguay en Lima donde reclamó ser víctima de una persecución política e interpuso un pedido de asilo. La respuesta del gobierno de Tabaré Vásquez sería negar esta solicitud. Las consecuencias de semejante revés han sido nefastas para la credibilidad de García, que según recientes encuestas es apoyado por el 4% de los peruanos y rechazado por el 93%.

Llegando diciembre, después de tanto cambios en la política, comenzaron los triunfos para un gobierno que había sido marcado por la corrupción e incertidumbre. Las alternativas que defendió en el referéndum de reforma constitucional  (sí a la creación de una Junta Nacional de Justicia, sí a regular la financiación de los partidos, no a la reelección parlamentaria y no a un Congreso bicameral) ganaron con cerca del 80% de los apoyos. Asimismo, el Tribunal Constitucional declaró la inconstitucionalidad de varias leyes polémicas, entre las que se encontraba la prohibición a los parlamentarios de abandonar una bancada para incorporarse a una nueva o formar una propia.

Esta decisión ha comenzado a cambiar la correlación de fuerzas en el Parlamento y se piensa que aumentará la vulnerabilidad del fujimorismo en las semanas entrantes. Esto acercaría los números que Fuerza Popular aún mantiene en el Congreso al sentir popular. Según un reciente sondeo de opinión, un 38% cree que este movimiento desaparecerá en los meses próximos. Incluso peor es la imagen del Partido Aprista Peruano de Alan García, pues 45% de los consultados pronostica que dejará de existir.

La lucha contra esta plaga seguirá marcando buena parte de la agenda del país. Los peruanos cuentan los días para que entre en vigor el acuerdo que la justicia y Odebrecht  firmaron a principios de mes, que supondrá la llegada de importantes cantidades de información sobre las gratificaciones que se pagaron en obras emblemáticas como la Carretera Interoceánica o el Metro de Lima. Tan importantes serían estas revelaciones que el diario O’Globo de Brasil publicó un editorial donde aseguró que sus consecuencias sobre la clase política peruana podrían ser “devastadoras”.

También se aguardan avances significativos en la reforma del Poder Judicial (el Ejecutivo ha entregado al Congreso siete proyectos de ley sobre la materia, de los que solo se ha avanzado en uno) y para la reforma política el gobierno ha nombrado una comisión de alto nivel. En los siguientes dos meses esta se encargará de evaluar y presentar iniciativas sobre el sistema de partidos, de gobierno y de elecciones que luego se traducirán en cambios a nivel normativo.

Luego de garantizar su supervivencia, asegurar su independencia y granjearse un capital político que no se registraba desde la transición democrática del año 2000, Martín Vizcarra  enfrenta una nueva baraja de retos. Quizá el principal será demostrar que sus talentos como gestor están a la altura de su astucia política.  Se cree que el PIB del país podría crecer por encima del 4% registrado este año, superando las proyecciones del Fondo Monetario Internacional. Se comenta que  dependerá de la capacidad de los peruanos para transformar este largo período de crisis en una oportunidad de progreso.

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