
El mundo cierra 2025 tras un año dominado por guerras, tensiones políticas, calor récord y una creciente incertidumbre económica, con la mirada puesta en 2026
El mundo se encamina a despedir 2025 como uno de los años más complejos de las últimas décadas, marcado por conflictos armados persistentes, crisis políticas, fenómenos climáticos extremos y una creciente tensión económica internacional. A pocas horas del cambio de calendario, la expectativa global se concentra en que 2026 traiga mayor estabilidad y alivio social.
El año que concluye quedará registrado como uno de los más calurosos desde que existen mediciones confiables. Las temperaturas extremas alimentaron incendios forestales en diversas regiones de Europa, profundizaron sequías en África y provocaron lluvias intensas y destructivas en el sudeste asiático, dejando millones de personas afectadas y elevando la presión sobre los sistemas de emergencia y producción de alimentos.
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En Sídney, una de las primeras grandes ciudades en recibir el Año Nuevo y considerada la “capital mundial del Año Nuevo”, los festejos estarán atravesados por un clima de duelo. Hace dos semanas, un ataque armado durante una celebración judía en la playa de Bondi dejó 15 personas muertas, en lo que se considera la masacre más grave en Australia en casi tres décadas. Como homenaje, las autoridades anunciaron un minuto de silencio a las 23:00 horas y la iluminación del puente de la ciudad en color blanco como símbolo de paz.
“Ha sido un año difícil para muchísima gente”, expresó Steph Grant, residente de 32 años. “Ojalá el mundo parezca un lugar más luminoso en 2026”, añadió. Pese al contexto, se espera que cientos de miles de personas se congreguen en el puerto para presenciar el tradicional espectáculo de fuegos artificiales, bajo estrictas medidas de seguridad y con patrullajes reforzados.
Más allá de las tragedias, 2025 también estuvo marcado por fenómenos culturales y mediáticos, como la popularidad global de los muñecos Labubu, el robo de joyas en el Louvre de París y el regreso del grupo surcoreano BTS. Asimismo, el año estuvo atravesado por la muerte de figuras de alto impacto internacional, entre ellas la zoóloga Jane Goodall, el papa Francisco y el activista estadounidense Charlie Kirk, cuyo asesinato evidenció la polarización política en Estados Unidos.
En el plano geopolítico, el regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense redefinió la agenda internacional. Su política arancelaria generó turbulencias en los mercados globales y tensiones diplomáticas, mientras Washington incrementó su presencia militar en el Caribe y endureció su postura frente a Venezuela. En Medio Oriente, tras dos años de guerra en Gaza, la presión internacional permitió un frágil alto al fuego entre Israel y Hamás, mientras el conflicto en Ucrania se aproxima a su cuarto aniversario sin una tregua definitiva.
En América Latina, el cierre del año combina celebraciones y preocupaciones económicas. En la Ciudad de México se prepara la tradicional verbena de Año Nuevo, mientras persisten inquietudes por la inflación y el empleo. “La esperanza que tengo es que vengan personas a invertir, haya fuentes de trabajo”, comentó Enrique Flores, de 61 años. En Argentina, la atención se divide entre la situación económica y la expectativa por el Mundial de Futbol de 2026. “Tengo mucha fe y mucha esperanza de que Argentina vuelva a repetir esa hazaña tan grande”, dijo Celeste Meza, de 40 años.
Finalmente, el horizonte de 2026 también estará marcado por avances científicos y tecnológicos. Más de medio siglo después de la última misión Apolo, la exploración espacial vuelve a tomar protagonismo con proyectos que buscan retomar el camino hacia la Luna, entre ellos la misión Artemis II de la NASA, que prevé un vuelo tripulado de prueba alrededor del satélite natural.
Así, el mundo cierra 2025 con un balance cargado de desafíos, pérdidas y transformaciones profundas, mientras la expectativa colectiva se deposita en un nuevo año que promete definir el rumbo político, climático y tecnológico del planeta.







