
La temporada seca continúa generando estragos en distintos puntos del país. Este miércoles, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportó la presencia de 111 incendios forestales activos distribuidos en 23 estados, con una afectación preliminar que supera las 53 mil hectáreas, y con la participación de casi 3 mil brigadistas en tareas de combate y contención.
Guerrero encabeza la lista de entidades más afectadas, con un total de 25 siniestros activos. Le siguen en intensidad Chihuahua (12), Durango (11), Michoacán (9), Chiapas y Sinaloa (6 cada uno), así como Zacatecas (6), Morelos, Oaxaca y Jalisco (5 respectivamente), además de Quintana Roo (4) y Nayarit (3). Estas cifras reflejan el desafío creciente que representa el control del fuego en ecosistemas cada vez más vulnerables debido al cambio climático y a la presión humana.
Entre los incendios en curso, al menos 14 se desarrollan dentro de áreas naturales protegidas, lo que aumenta la preocupación por su impacto ambiental a largo plazo. Las condiciones climatológicas, como las altas temperaturas, la baja humedad y los vientos cambiantes, han dificultado los esfuerzos para contener las llamas en regiones de alta biodiversidad y valor ecológico.
Apoyo aéreo limitado pero estratégico
La Conafor indicó que actualmente solo cuatro incendios están siendo atendidos con apoyo aéreo, un recurso clave en zonas de difícil acceso terrestre. En Coahuila, tres helicópteros operan en el municipio de Ocampo, dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Maderas del Carmen, una región de gran valor ambiental.
Otras intervenciones aéreas se realizan en Uruapan, Michoacán, donde las aeronaves combaten el fuego en el cerro Jicalán; en Xilitla, San Luis Potosí, específicamente en el predio Buenavista; y en Iguala, Guerrero, en la zona conocida como Pueblo Viejo.
Estas operaciones buscan frenar la propagación del fuego en áreas críticas, donde el acceso por tierra es complicado o peligroso, y en donde la pérdida de vegetación puede traducirse en afectaciones a cuencas hidrológicas y hábitats de especies endémicas.
Una respuesta coordinada ante la emergencia
La magnitud de los incendios ha requerido la movilización conjunta de autoridades federales, estatales y municipales, además de la colaboración de voluntarios y pobladores. Más de 2 mil 800 combatientes participan en las tareas de control, contención y liquidación de los siniestros.
Los brigadistas enfrentan condiciones extremas, lo que subraya la necesidad urgente de fortalecer la infraestructura de combate a incendios forestales, no solo con equipamiento moderno y capacitación constante, sino también con estrategias preventivas a largo plazo.
La experiencia acumulada en años recientes ha demostrado que una respuesta eficaz no depende únicamente del despliegue operativo, sino también de un sistema de monitoreo constante, inversión en tecnología y una coordinación interinstitucional ágil y sostenida.
Retos ambientales persistentes
México, como otros países con extensas zonas boscosas y climas diversos, enfrenta cada año el reto de contener incendios forestales que ponen en riesgo tanto a las comunidades rurales como a ecosistemas de alto valor biológico.
Además del impacto inmediato en la vegetación, fauna y calidad del aire, los incendios forestales tienen consecuencias en la disponibilidad de agua, en la salud pública y en la economía local. Ante ello, expertos en manejo forestal insisten en la necesidad de políticas públicas más firmes en materia de prevención, restauración ecológica y educación ambiental.
La temporada de incendios aún no ha concluido, y la alerta permanece activa en varias entidades. La Conafor exhortó a la ciudadanía a reportar cualquier conato de incendio y a evitar actividades de riesgo como quemas agrícolas no controladas. Las próximas semanas serán clave para evitar que esta emergencia ambiental escale aún más.