
La presidenta Claudia Sheinbaum expresó su pesar por la muerte de José Mujica y resaltó su legado como referente ético y político para toda América Latina
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó este martes su pesar por el fallecimiento de José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, quien murió a los 89 años tras una larga trayectoria como referente moral, político y social tanto en su país como en toda América Latina.
A través de un mensaje oficial, Sheinbaum subrayó la trascendencia del exmandatario uruguayo y envió condolencias a sus seres queridos:
“Lamentamos profundamente la muerte de nuestro querido Pepe Mujica, ejemplo para América Latina y el mundo entero por la sabiduría, pensamiento y sencillez que lo caracterizaron. Externamos nuestra tristeza y pésame a familiares, amigos y al pueblo de Uruguay”, escribió.
La figura de Mujica, quien gobernó Uruguay de 2010 a 2015, ha sido admirada en México por su estilo de vida austero, su discurso ético y su cercanía con los sectores sociales más desfavorecidos. Su legado político y humano trascendió fronteras, y en México encontró un eco profundo en amplios sectores, desde los movimientos progresistas hasta la academia y la sociedad civil.
Más allá del vínculo institucional, el expresidente uruguayo cultivó una relación emocional con México. En reiteradas ocasiones expresó su afecto por el país, asegurando: “Yo me siento amigo de México”. Sus palabras reflejaban un compromiso genuino con los pueblos, más allá de los liderazgos personales o coyunturas políticas.
Uno de los momentos más emblemáticos de esta cercanía ocurrió el 1 de diciembre de 2018, cuando asistió como invitado especial a la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Aunque no tuvo una participación formal en el evento, su presencia fue un gesto altamente simbólico que reafirmó su respaldo a los procesos de transformación social en la región.
Mujica fue reconocido por su pensamiento claro y su estilo directo, cualidades que lo convirtieron en una voz crítica frente a los excesos del poder y en un defensor incansable de la justicia social. Su legado en América Latina está asociado a valores como la honestidad, la coherencia y la defensa de los derechos humanos.
Durante su presidencia, Uruguay aprobó reformas de gran calado, como la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del cannabis y la despenalización del aborto. Estas políticas lo convirtieron en un referente del progresismo en América Latina.
En México, su figura fue particularmente respetada por quienes ven en la política un espacio de servicio más que de privilegios. Mujica, quien renunció a vivir en la residencia presidencial y donaba buena parte de su salario como mandatario, se convirtió en un símbolo del poder con propósito y sin ostentación.
Con su fallecimiento, América Latina pierde a uno de sus líderes más queridos y congruentes. Su legado, sin embargo, continúa presente en quienes comparten su visión de un continente más justo, solidario y humano.