
Adal Jair Marcos, joven oaxaqueño que perdió la vida en el Buque Escuela Cuauhtémoc, soñaba con navegar y servir en esa emblemática embarcación naval
Adal Jair Marcos, originario de San Mateo del Mar, Oaxaca, ha sido identificado como una de las víctimas del accidente ocurrido en el Buque Escuela Cuauhtémoc en Nueva York. Con su deceso, se confirma que el joven marinero perdió la vida cumpliendo uno de sus más grandes anhelos: navegar como parte de la tripulación de esta embarcación insignia de la Armada de México.
El fallecimiento de Adal ha generado una oleada de mensajes de despedida y solidaridad en redes sociales, donde familiares, amigos y conocidos han resaltado su entusiasmo por la vida en altamar, su vocación naval y su esfuerzo constante por superarse.
“Cumpliste tu sueño que era estar a bordo del magnífico velero”, escribió uno de sus allegados. Otro mensaje, acompañado de una fotografía del joven, decía: “Marco, vuela alto hijo… lo diste todo… tu vida misma… gracias porque tuve el honor de conocerte… siempre alegre, con ganas de conocer y cumplir tu sueño”.
Durante años, Adal Jair expresó su deseo de integrarse al Buque Escuela Cuauhtémoc, embarcación considerada un símbolo de disciplina, preparación y orgullo dentro de las Fuerzas Armadas mexicanas. Para él, formar parte de esa tripulación representaba no solo una meta profesional, sino también la realización de un sueño que nació desde su infancia junto al mar.
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Tras confirmarse su muerte, vecinos de su comunidad en Oaxaca, así como ciudadanos de otras regiones, han exigido a las autoridades una investigación transparente sobre lo ocurrido, así como el debido reconocimiento a su labor. Sostienen que no puede quedar impune un hecho que ha cobrado la vida de un joven entregado a su vocación.
“Su más grande anhelo era servir a bordo del Buque Escuela Cuauhtémoc, considerado una de las más distinguidas embarcaciones de la Armada de México y símbolo del profesionalismo naval mexicano”, expresó uno de los mensajes difundidos en homenaje.
La comunidad oaxaqueña ha insistido en que el legado de Adal Jair no debe ser olvidado. Más allá del dolor, sus allegados buscan que se reconozca su compromiso, su entrega al servicio y la pasión que lo llevó a cumplir su objetivo, aún a costa de su vida.
Con apenas unos años en la vida naval, Adal representa para muchos un ejemplo de determinación y amor por su país. Ahora, exigen que su nombre no solo sea recordado por las circunstancias de su partida, sino por la fuerza con la que persiguió su sueño.