
El dolor de rodillas antes de la lluvia no es una casualidad ni una superstición; diversos estudios médicos confirman su vínculo con los cambios en el clima
Muchas personas notan que sus rodillas duelen más justo antes de que comience a llover. Esta sensación, lejos de ser imaginaria, responde a variaciones en la presión barométrica, es decir, la fuerza que ejerce el aire sobre el cuerpo. Cuando esta presión disminuye —como ocurre antes de una tormenta—, los tejidos del cuerpo, incluidos músculos y ligamentos, tienden a expandirse ligeramente. Esta expansión, imperceptible para la mayoría, puede provocar molestias si hay inflamación o daño previo, especialmente en las articulaciones.
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Las rodillas, que soportan el peso corporal durante actividades cotidianas como caminar o subir escaleras, son particularmente sensibles a estas alteraciones. Si existe algún desgaste por edad, una antigua lesión o una condición como la osteoartritis, la persona puede experimentar dolor incluso antes de que aparezcan las primeras gotas de lluvia.
La ciencia respalda esta percepción. Investigaciones en Estados Unidos han mostrado que personas con artritis reportan mayor dolor en días húmedos y con baja presión atmosférica. En Reino Unido, otro estudio que incluyó a más de 13 mil personas documentó un incremento del dolor articular en jornadas lluviosas, frías o ventosas.

Para quienes experimentan este tipo de dolor, existen algunas recomendaciones prácticas: aplicar calor local con una manta eléctrica o bolsa térmica puede aliviar la tensión muscular. Mantener una actividad física leve, como caminar o realizar estiramientos suaves, ayuda a evitar que la articulación se vuelva rígida. También se aconseja resguardarse del frío y la humedad y, en caso de molestias frecuentes, acudir al médico para una evaluación personalizada. En algunos casos, se prescriben analgésicos o suplementos como colágeno, glucosamina o vitamina D.
Otra herramienta útil son las aplicaciones móviles del clima, que permiten monitorear no sólo la temperatura o probabilidad de lluvia, sino también los niveles de presión barométrica. Esto puede ayudar a anticipar cuándo es recomendable reducir la actividad física.
Aunque no todos presentan esta sensibilidad, los más afectados suelen ser adultos mayores, personas con artritis, con antecedentes de lesiones o con padecimientos crónicos en las articulaciones. Si perteneces a alguno de estos grupos y sientes dolor en las rodillas antes de que llueva, es muy probable que tu cuerpo esté percibiendo lo que el clima está a punto de anunciar.