
En México existen curiosos rituales que, aunque sin base científica, siguen practicándose para evitar que la lluvia arruine celebraciones al aire libre
Cuando el cielo amenaza con nublarse en plena boda o fiesta al aire libre, hay quienes prefieren recurrir a antiguas costumbres antes que consultar el clima.
La temporada de lluvias en México, que comienza entre mayo y junio, no solo trae consigo tormentas, sino también una serie de prácticas tradicionales que buscan detener el aguacero antes de que arruine un momento especial. Aunque no hay evidencia científica que respalde estos métodos, forman parte del imaginario colectivo y siguen siendo populares en distintos rincones del país.
Uno de los ejemplos más recientes fue el de Alejandra Capetillo, hija de Biby Gaytán y Eduardo Capetillo, quien compartió en redes sociales que su organizadora de bodas le sugirió varios “rituales” para que el clima no arruinara su ceremonia religiosa. Las prácticas, lejos de desaparecer, se han adaptado a nuevos tiempos y continúan formando parte de la cultura popular.
Te puede interesar: Ale Capetillo realiza ritual para evitar la lluvia en su boda
Uno de los más conocidos es clavar un cuchillo en la tierra, con la punta hacia el cielo, para “cortar las nubes”. Algunos refuerzan el efecto formando una cruz con dos cuchillos. Esta tradición proviene de costumbres campesinas y, aunque no tiene base meteorológica, representa un acto simbólico contra la lluvia no deseada.
También es común llevar una docena de huevos crudos a las monjas clarisas, quienes rezan a Santa Clara de Asís. A esta santa se le atribuye la capacidad de “abrir los cielos”, por lo que es invocada en eventos importantes, especialmente bodas. Quienes practican este ritual aseguran que han tenido cielos despejados tras hacer la ofrenda.
Otra costumbre es trazar una cruz de sal frente a la puerta de la casa o junto a una ventana. En algunos casos se acompaña con la frase “Agua del cielo, vete de aquí”. En muchas culturas, la sal tiene propiedades de purificación, y esta acción se interpreta como un bloqueo simbólico al mal clima.
Más discretos, pero igual de curiosos, son rituales como colocar zapatos con la suela hacia arriba en la entrada del hogar o del salón del evento, con la intención de “voltear el clima”. Esta práctica se observa especialmente en días donde se celebran primeras comuniones, cumpleaños o bodas.
También hay quienes colocan cebollas en la ventana más alta de la casa, confiando en que su poder absorbente atraerá la energía de las nubes y las dispersará. La cebolla, con su simbolismo de capas y purificación, es vista como una herramienta para influir en el ambiente.
Algunas personas optan por algo más lúdico: soplar con fuerza hacia el cielo cuando ven que las nubes se acercan. Sin embargo, según esta creencia, quienes pertenecen a signos zodiacales de agua —Cáncer, Escorpio o Piscis— deben abstenerse, ya que su afinidad con el elemento podría intensificar la lluvia.
Finalmente, otro ritual poco ortodoxo es abrir paraguas dentro de casa, lo que en otras circunstancias se consideraría mala suerte. Aquí, la idea es “engañar” al cielo mostrando que ya se está preparado para la lluvia, y así lograr que no caiga.
Todas estas prácticas responden a un deseo común: poder controlar, aunque sea simbólicamente, las condiciones climáticas en momentos importantes. Más allá de su efectividad, se mantienen como expresiones vivas de la cultura mexicana, donde lo mágico convive con lo cotidiano.
Así que si una tormenta amenaza con estropear tu evento, quizás no está de más recordar lo que tantas abuelas mexicanas han hecho por generaciones. Al final, nadie pierde nada con intentarlo… y si no llueve, siempre quedará la duda.