
La reciente prohibición de entrada a EE. UU. para ciudadanos de Irán ha puesto en suspenso los planes de miles de aficionados que soñaban con ir al Mundial 2026
Con la mirada puesta en el Mundial de 2026, muchos seguidores de la selección iraní han comenzado a resignarse a la idea de no poder acompañar a su equipo en suelo estadounidense. La reciente decisión del expresidente Donald Trump de impedir la entrada a ciudadanos de varios países, entre ellos Irán, ha generado un profundo sentimiento de frustración en quienes ya se preparaban para viajar.
Aunque Estados Unidos, junto con México y Canadá, será uno de los anfitriones del evento, la mayoría de los encuentros —incluida la gran final— se disputarán en territorio estadounidense. Esta situación deja fuera a decenas de miles de posibles asistentes iraníes debido a la medida migratoria que entrará en vigor el 9 de junio y que, según Trump, busca prevenir el ingreso de “terroristas extranjeros”.
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La prohibición no afectará a los jugadores ni a atletas participantes en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, pero sí representa un duro golpe para los aficionados como Sohrab Naderi, un agente inmobiliario de 46 años en Teherán. “Mis amigos y yo llevamos años esperando que el ‘Team Melli’ juegue una Copa del Mundo en Estados Unidos”, compartió. Agregó que “este sueño podría desaparecer debido a la política, sobre la cual no tenemos ningún control”.
El equipo iraní consiguió su clasificación al Mundial en marzo, en medio de tensiones renovadas con Washington por el programa nuclear de Teherán. Aunque ambos gobiernos han mantenido diálogos intermitentes con la mediación de Omán, los avances en las negociaciones han sido mínimos.
El recuerdo de lo ocurrido en Qatar 2022 sigue fresco entre los aficionados. En ese torneo, Irán cayó por la mínima diferencia frente a Estados Unidos en fase de grupos. Ahora, con una nueva edición del Mundial en puerta, la posibilidad de una revancha queda empañada por las restricciones migratorias.
Algunos jóvenes como Hasti Teymourpour, de 16 años, han expresado su indignación: “Cada iraní tiene derecho a apoyar a su equipo, como cualquier otra nación, aunque el partido se celebre en Estados Unidos o en cualquier otro lugar”.
Expertos en política internacional han planteado que el deporte podría convertirse en un puente entre ambas naciones. “La diplomacia deportiva puede actuar como un catalizador poderoso y acelerar los esfuerzos de los diplomáticos”, aseguró el politólogo Mohammad-Reza Manafi. A su juicio, el futbol ofrece una oportunidad única para fomentar la reconciliación.
Un ejemplo emblemático fue el encuentro entre Irán y Estados Unidos en el Mundial de Francia 1998, cuando los jugadores iraníes ofrecieron flores a sus rivales y ambos equipos posaron juntos en señal de respeto. Esa imagen recorrió el mundo como símbolo de entendimiento. En lo deportivo, Irán ganó 2-1, una victoria que se celebró como hazaña nacional.
El sorteo para la edición de 2026 se realizará a finales de este año. Existe la posibilidad de que ambos países se enfrenten nuevamente, y la expectativa ha generado tanto esperanza como preocupación. “Los dos países no son enemigos entre sí, este asunto pertenece a los gobiernos”, opinó Siamak Kalantari, un obrero de 44 años. Por su parte, Mahdieh Olfati, de 18 años, se muestra optimista: “Si volvemos a enfrentarnos a Estados Unidos, seguramente ganaremos”.
Para algunos analistas, organizar un partido amistoso previo en un país neutral podría abrir la puerta al diálogo. “Un evento como ese permitiría lograr lo que los políticos de ambos países no han conseguido hacer en años”, afirmó Manafi.