
La Corte Suprema de EU autorizó la deportación de ocho migrantes, entre ellos un mexicano, a Sudán del Sur, tras suspender una orden judicial que lo impedía.
La Corte Suprema de Estados Unidos autorizó al gobierno de ese país deportar a un grupo de ocho migrantes de diversas nacionalidades, incluyendo al mexicano Jesús Muñoz Gutiérrez, hacia Sudán del Sur, pese a las condiciones de inestabilidad y violencia que persisten en esa nación africana.
Muñoz Gutiérrez, quien enfrenta una condena de cadena perpetua por asesinato en segundo grado, fue detenido el 12 de mayo y deportado apenas nueve días después, junto con los otros migrantes que permanecían bajo resguardo en una base militar en Yibuti, mientras se definía su situación migratoria.
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La decisión del máximo tribunal estadounidense se produce tras un fallo del pasado 23 de junio, con el que se eliminó una suspensión temporal impuesta en abril por el juez federal Brian Murphy, de Boston, quien había ordenado permitir que los migrantes pudieran comunicar a las autoridades los riesgos de ser sometidos a tortura en caso de ser enviados a un tercer país.
Ayer, la Corte Suprema respondió a una solicitud del Departamento de Justicia para aclarar que su fallo previo también abarcaba otra resolución emitida por Murphy el 21 de mayo, en la que se consideraba que la administración del presidente Donald Trump había incumplido con la orden judicial al intentar deportar a este grupo hacia Sudán del Sur.
“La orden de hoy (ayer) sólo aclara una cosa: los demás litigantes deben acatar las normas, pero el gobierno tiene a la Corte Suprema a su disposición”, expresó la jueza Sonia Sotomayor tras la resolución.
Además del ciudadano mexicano, el grupo que enfrenta la deportación está integrado por dos personas de origen cubano, dos birmanos, un vietnamita, un laosiano y un ciudadano sursudanés, quienes serán enviados al país africano, pese a no ser su lugar de origen, bajo las políticas migratorias de deportación a terceros países impulsadas por la administración Trump.
El gobierno estadounidense argumenta que estas medidas son necesarias debido a que los países de origen de algunos deportados se niegan a recibirlos, por lo que se recurre a acuerdos con naciones terceras para concretar las expulsiones, incluso en contextos donde existen riesgos de violencia y de vulneración de derechos para las personas repatriadas.
La situación de Muñoz Gutiérrez y de los otros migrantes reaviva el debate sobre las políticas de deportación de Estados Unidos, especialmente en casos donde se vulnera el principio de no devolución a territorios donde los migrantes puedan enfrentar torturas, persecución o tratos inhumanos.