
Cada paciente recibe atención multidisciplinaria desde el primer contacto.
Reconstruyendo cuerpos e identidades: la labor integral de la UNAM en órtesis y prótesis. En la Unidad de Órtesis y Prótesis de la UNAM, la tecnología y el compromiso humano se fusionan para crear dispositivos personalizados que van más allá de una función mecánica: buscan integrarse a la vida y cuerpo de cada persona.
Un ejemplo emblemático fue el de un niño de 12 años que nació sin parte de su mano y acudió a esta unidad. Aquella experiencia marcó profundamente a Juan David Orozco, uno de los especialistas del equipo, quien ha atendido desde entonces numerosos casos con la misma dedicación. Como él mismo afirma: “una prótesis no es solo una pieza, es parte del cuerpo de quien la usa”.
Este espacio de atención y formación, único en México, no sólo ofrece servicios clínicos, sino que también alberga la licenciatura en Órtesis y Prótesis. Aquí se forman profesionales que, además de dominar la técnica, aprenden a observar, escuchar y responder a las necesidades reales de cada paciente.
Antes, el trabajo iniciaba con moldes de yeso, pero hoy se cuenta con herramientas como escáneres digitales, impresión 3D y fresado en espuma de poliuretano para diseñar modelos tridimensionales con gran precisión. En la sección de manufactura avanzada, liderada por el ingeniero Azael Xolalpa, se fabrican piezas desde cero con materiales como aluminio o acero, que luego se integran en los dispositivos personalizados.
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El proceso es completamente integral: cada paciente recibe atención multidisciplinaria desde el primer contacto. Médicos, fisioterapeutas, psicólogos, nutriólogos y protesistas trabajan en conjunto para asegurar una recuperación que no solo es física, sino también emocional y funcional.
La fisioterapia ayuda al usuario a recuperar movilidad y equilibrio, mientras que la nutrición apoya la cicatrización y la salud del muñón. La psicología, por su parte, acompaña en el duelo, la adaptación y la reconstrucción de la autoestima tras la pérdida de una extremidad.
La administración, encabezada por Mariela Rosas Salinas, juega también un papel crucial. Su gestión garantiza que el modelo se mantenga accesible: no se cobra por la mano de obra ni por el uso de instalaciones, sólo se cubre el costo de los materiales. Lo que los pacientes pagan se utiliza directamente para adquirir los componentes específicos que necesitan.
Gracias a este modelo autosustentable y humano, la UNAM no solo reconstruye cuerpos, sino que también ayuda a sus usuarios a recuperar su identidad, autonomía y calidad de vida.