
El exgobernador de Tabasco fue recibido con tibios apoyos en el Consejo Nacional; la dirigencia evitó mencionarlo directamente, pero negó proteger a corruptos.
Morena evita respaldar abiertamente a Adán Augusto, pero líderes del partido lanzan mensajes de unidad
Durante la sesión del Consejo Nacional de Morena celebrada este domingo, el senador y exgobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, enfrentó un ambiente dividido. A pesar de los cuestionamientos por la supuesta relación de su exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, con el crimen organizado, recibió muestras de respaldo moderado por parte de algunos consejeros.
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Al llegar al evento sin escoltas ni trato privilegiado, López Hernández evitó hablar a profundidad sobre el caso, limitándose a repetir: “Ya aclaré”, en alusión a un mensaje previo en redes donde aseguró estar a disposición de las autoridades.
En el presídium fue ubicado en un extremo, apartado y sin interlocutores cercanos. Al ser presentado por Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional, se escuchó un débil coro de “¡No estás solo!”, que no tuvo eco en el resto del salón.
Durante sus intervenciones, tanto Durazo como Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, emitieron discursos en los que, sin referirse directamente al exgobernador, defendieron los principios del partido y rechazaron cualquier vínculo con la corrupción.
“Morena no protege a nadie que incurra en actos de corrupción, sea o no militante”, afirmó Alcalde, en un mensaje que pareció dirigido a los señalamientos recientes sin mencionarlos explícitamente.
Por su parte, Durazo advirtió sobre quienes buscan fracturar al movimiento mediante rumores y especulaciones en redes sociales: “Esas mismas voces convierten infundios en señalamientos socialmente irrefutables”, comentó.
El caso de Hernán Bermúdez, quien habría tenido antecedentes ligados al narcotráfico desde la década de los 90 según reportes de inteligencia, continúa generando tensiones dentro del partido. Sin embargo, Morena optó por una postura ambigua, entre la defensa institucional y el deslinde cauteloso, dejando en manos de las autoridades cualquier determinación.
Con información de Excelsior