
Una mujer de 73 años fue atacada en la entrada de un centro para personas con discapacidad en Akita, en medio del aumento de incidentes con osos en zonas urbanas.
Una mujer de 73 años resultó gravemente herida tras ser atacada por un oso en las inmediaciones de una residencia para personas con discapacidad, ubicada en la región montañosa de Akita, al norte del país. El incidente ocurrió la noche del jueves y ha intensificado las alertas por la creciente presencia de osos en áreas pobladas.
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De acuerdo con autoridades locales, la víctima fue hallada inconsciente y con heridas severas en la cabeza cerca de la entrada del centro. Según paramédicos y policías que atendieron la emergencia, las lesiones son consistentes con un ataque de oso. Las cámaras de seguridad del lugar captaron a un animal de gran tamaño, con características similares a las de un oso, agrediendo a la mujer mientras caminaba con una bolsa en la mano.
“La mujer no podía hablar por la gravedad de las heridas y fue trasladada al hospital sin recuperar la consciencia”, señaló un vocero de la policía de Akita en declaraciones a la agencia AFP.
Este ataque se suma a una preocupante tendencia en Japón, donde los encuentros con osos se han vuelto más frecuentes. En el año fiscal que concluyó en marzo de 2025, se reportaron 85 ataques, tres de ellos mortales. El periodo anterior contabilizó 219 incidentes y seis fallecimientos, según cifras oficiales.
La prefectura de Akita extendió recientemente su alerta por presencia de osos hasta septiembre, tras múltiples avistamientos y riesgos latentes en zonas habitadas. “Pedimos a la población extremar precauciones y mantenerse alerta”, advirtió el gobierno local en un comunicado.
El problema ha impactado incluso eventos públicos: en julio, un torneo de golf tuvo que ser suspendido ante la presencia de un oso, y en junio, un ejemplar merodeando por la pista del aeropuerto de Yamagata provocó la cancelación de varios vuelos.
Expertos atribuyen esta tendencia al cambio climático, que altera los patrones de hibernación y reduce la disponibilidad de alimentos en el hábitat natural de los osos. Además, el envejecimiento de la población y el abandono de zonas rurales han generado entornos más propicios para que estos animales se acerquen a las ciudades.
Con información de Excelsior