
La Casa Blanca será escenario de la firma de un pacto entre Armenia y Azerbaiyán que, según sus promotores, refuerza la candidatura de Trump al Nobel
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encabezará este viernes en Washington la suscripción de un tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán, un gesto que sus aliados califican de “histórico” y que ha avivado la campaña para postularlo al Premio Nobel de la Paz. La reunión reunirá al presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, y al primer ministro armenio, Nikol Pashinian, en un acto que Trump describió en su red Truth Social como un logro que muchos líderes intentaron sin éxito.
El acuerdo busca cerrar décadas de enfrentamientos por la región del Karabaj y contempla una “zona de tránsito” que unirá Azerbaiyán con Najicheván atravesando Armenia. Este corredor, denominado “Vía Trump para la paz y la prosperidad internacionales” (TRIPP), tendrá derechos de construcción para Estados Unidos. Además, ambas naciones solicitarán a la OSCE disolver el Grupo de Minsk, creado en 1992 para mediar en el conflicto.
Te puede interesar: Camboya respalda a Trump para el Nobel de la Paz
Fuentes estadounidenses destacaron el impacto geopolítico del pacto, señalando que “los perdedores aquí son China, Rusia e Irán”. La disputa por el Karabaj, reconocida internacionalmente como territorio azerbaiyano pero controlada durante años por separatistas armenios, provocó varias guerras. En 2023, una ofensiva de Bakú recuperó la zona, provocando el éxodo de más de 100 000 armenios.
El primer ministro Pashinian aceptó en marzo un borrador de paz que incluye renunciar a reclamos sobre Karabaj y reformar la Constitución, lo que ha polarizado a su país. Mientras tanto, figuras conservadoras en Estados Unidos, como el televangelista Johnnie Moore, han afirmado: “Olvídense del Premio Nobel. Debería haber un Premio Trump”. Su portavoz, Karoline Leavitt, añadió: “Ya es hora de que Donald Trump reciba el Premio Nobel de la Paz”, citando mediaciones previas en Asia y África.
Los partidarios del republicano sostienen que su método combina acuerdos políticos con incentivos económicos para garantizar su sostenibilidad, como la Vía TRIPP. Sus detractores, en cambio, recuerdan que no ha logrado resultados en conflictos como Ucrania o Gaza, lo que, según ellos, impide considerarlo un pacificador de largo plazo.
Pese a las críticas, la ceremonia en la Casa Blanca refuerza la imagen que Trump quiere proyectar: la de un negociador capaz de reunir a rivales históricos y cerrar acuerdos donde otros han fracasado.