
El dengue, transmitido por mosquitos Aedes aegypti, puede causar desde fiebre e insomnio hasta complicaciones graves; la prevención es fundamental
Cada 26 de agosto se conmemora el Día Internacional contra el Dengue, una jornada destinada a crear conciencia sobre esta enfermedad viral que representa un serio problema de salud pública en regiones tropicales y subtropicales. El Centro Estatal de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades recordó la importancia de reforzar la prevención para reducir los contagios, pues la transmisión ocurre exclusivamente a través de la picadura de mosquitos infectados, principalmente del género Aedes aegypti.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) detalla que el dengue no se transmite de persona a persona y hasta la fecha no existe una vacuna disponible. Esta limitación refuerza la necesidad de medidas preventivas constantes, sobre todo en lugares donde la acumulación de agua favorece la reproducción del mosquito.
El virus puede manifestarse en distintas formas clínicas: fiebre de dengue, fiebre hemorrágica y shock hemorrágico. En su expresión más común, suele conocerse como “fiebre quebrantahuesos” o “trancazo”, debido a la intensidad del dolor que ocasiona en músculos y articulaciones.
Los síntomas acostumbran aparecer entre cuatro y siete días después de la picadura. Entre los más frecuentes se encuentran fiebre alta, cefalea intensa localizada en la frente, molestias oculares que empeoran con el movimiento, erupciones cutáneas similares al sarampión, náuseas, vómito, pérdida de apetito e incluso insomnio y comezón persistente. En situaciones más graves pueden surgir hemorragias, deshidratación severa y convulsiones provocadas por fiebre elevada.
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El tratamiento del dengue se centra en el reposo, una hidratación constante y atención médica oportuna. Las autoridades sanitarias recomiendan evitar la automedicación, ya que algunos fármacos pueden complicar la evolución del paciente. Cuando la enfermedad progresa hacia fiebre hemorrágica o shock hemorrágico, se pone en riesgo el flujo sanguíneo a órganos vitales, lo que puede resultar mortal.
En cuanto a la prevención, especialistas coinciden en que la estrategia más efectiva es reducir la proliferación de mosquitos y protegerse de sus picaduras. Entre las medidas más destacadas están el uso de ropa que cubra brazos y piernas, aplicación de repelentes, instalación de mosquiteros en ventanas y puertas, dormir bajo pabellones protectores, limpiar contenedores de agua y eliminar depósitos donde se acumule el líquido. También se recomienda el uso de larvicidas e insecticidas específicos para controlar al mosquito en sus diferentes fases.
El llamado de las autoridades en este Día Internacional contra el Dengue es claro: la responsabilidad de cada persona y comunidad en la prevención es clave para frenar los contagios y reducir los riesgos asociados a esta enfermedad.