
Durante una master class en Puerto Vallarta, Joaquín Cosío compartió su visión del arte, su trayectoria y el interés por interpretar papeles alejados de su imagen
En el marco de la 67ª edición de los Premios Ariel, el actor Joaquín Cosío ofreció la charla Actuar o morir en el Centro Universitario de la Costa, de la Universidad de Guadalajara. Frente a un auditorio lleno, el intérprete de personajes emblemáticos como “El Mascarita” en Matando Cabos y “El Cochiloco” en El infierno habló sobre su carrera, la vocación actoral y la necesidad de explorar personajes distintos a los que suelen ofrecerle.
El encuentro estuvo marcado por momentos de cercanía con el público. Una asistente le expresó en voz alta que para ella era su “Brad Pitt nacional”, comentario que desató risas y un gesto de sorpresa del actor, quien respondió con humor. A lo largo de la sesión, Cosío compartió anécdotas de su camino profesional y reflexiones sobre la persistencia necesaria para dedicarse a la actuación.
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Al ser cuestionado por jóvenes sobre los retos de iniciarse en el cine, recomendó que, aunque es una profesión compleja y poco estable, la verdadera motivación debe ser la pasión. Subrayó que quien alguna vez ha pisado un escenario suele quedar marcado para siempre y, por lo tanto, buscará regresar, pese a las dificultades.
El actor, también poeta, explicó que para él el arte debe aspirar a convertirse en un acto poético. Considera que la actuación puede alcanzar estados similares a los de la creación literaria, pues ambos permiten descubrir nuevas formas de expresión.
Respecto a su paso por producciones internacionales como Quantum of Solace, aseguró que no existen papeles grandes o pequeños, ya que la entrega debe ser la misma sin importar el proyecto. Reconoció, eso sí, la diferencia en los recursos de producción, aunque aseguró que el compromiso actoral permanece intacto.
Cosío, quien inició su carrera cinematográfica después de los 30 años, recordó cómo obtuvo su primer papel gracias a una audición imprevista que le abrió las puertas a la industria. Subrayó que nunca es tarde para dedicarse a la actuación y que la perseverancia y la suerte juegan un papel importante.
Al hablar de los personajes que aún le gustaría explorar, señaló que le atraen aquellos con fragilidad y vulnerabilidad, muy distintos a los roles violentos que le han marcado. Mencionó que le interesa especialmente el protagonista de Woyzeck, de Georg Büchner, y también reconoció que le gustaría encarnar a un personaje homosexual, siempre que fuera desde un enfoque auténtico y lejos de la caricatura.
Sobre su colaboración con el director Luis Estrada, relató que este es un cineasta exigente que rechaza la improvisación, por lo que los actores deben llegar al set con el texto aprendido al pie de la letra.
Antes de concluir, Cosío expresó que la actuación para él es más que una profesión: es una obsesión que lo ha acompañado desde que pisó por primera vez un escenario. Señaló que la vulnerabilidad y los errores son los elementos que hacen humanos a los personajes y que esa humanidad es lo que más le atrae como intérprete.







