
El príncipe William reconoció que el cáncer de Kate Middleton y del rey Carlos III hizo del 2023 y 2024 el periodo más difícil de su vida personal
El príncipe William dejó atrás su habitual discreción y, en una entrevista televisiva, compartió con franqueza el duro momento que ha atravesado la familia real británica tras los diagnósticos de cáncer de su esposa, Kate Middleton, y de su padre, el rey Carlos III. El heredero confesó que los años 2023 y 2024 se convirtieron en los más desafiantes de su vida, al tener que sostener a su familia en medio de la incertidumbre.
La declaración se dio durante un episodio especial de la serie The Reluctant Traveler, de Apple TV+, conducida por Eugene Levy. En la emisión titulada Living the Royal Life in the UK, Levy visitó distintos lugares emblemáticos del Reino Unido acompañado por William, quien lo llevó al Castillo de Windsor. Fue allí donde el príncipe decidió abrirse emocionalmente. “Diría que el ’23–’24 fue el año más difícil que he tenido. La vida nos pone pruebas, y ser capaces de superarlas es lo que nos forma”, dijo con evidente carga emocional.
El príncipe describió esta etapa como “brutal”, al recordar las complicaciones médicas tanto de su esposa como de su padre, hechos que impactaron no solo en la monarquía, sino en su vida íntima.
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En febrero de 2024, el Palacio de Buckingham informó que el rey Carlos III padecía una forma de cáncer detectada tras un procedimiento por agrandamiento de próstata. Aunque no se detalló el tipo específico, el monarca inició un tratamiento inmediato y redujo sus apariciones públicas para enfocarse en su salud.
Un mes después, en marzo, la princesa de Gales conmocionó al mundo con un video en el que reveló que también había sido diagnosticada con cáncer. La noticia sorprendió por su edad y por la relevancia de su papel en la corona británica. En el mensaje, explicó que se encontraba en las primeras etapas de un tratamiento preventivo después de una cirugía abdominal realizada en enero. Con serenidad, pidió privacidad para enfocarse en su recuperación y en el bienestar de sus hijos. Posteriormente, confirmó que había alcanzado la remisión, lo que dio esperanza a la familia real y a sus seguidores.
El impacto de ambas enfermedades simultáneas convirtió este episodio en uno de los más complicados para la Casa Real en décadas, evidenciando la vulnerabilidad de los Windsor. Al mismo tiempo, puso de relieve la fortaleza emocional de William, quien debió combinar su rol institucional con el de esposo e hijo en medio de la adversidad.
La apertura mostrada por el príncipe en televisión deja ver un costado humano poco habitual en la realeza y, de acuerdo con analistas, lo acerca aún más al pueblo británico e internacional.