
Un creciente número de adolescentes opta por interactuar con inteligencia artificial en lugar de personas, lo que plantea riesgos emocionales y sociales importantes
La inteligencia artificial ha dejado de ser solo una herramienta de apoyo académico y consultas rápidas para convertirse en un espacio de compañía e interacción afectiva entre adolescentes y jóvenes. Este fenómeno refleja un cambio profundo en la forma en que esta generación establece vínculos.
Según un informe reciente de Common Sense Media, uno de cada tres adolescentes en Estados Unidos prefiere conversar con chatbots antes que con personas reales. Más de la mitad de los jóvenes encuestados ya ha interactuado con sistemas conversacionales de IA, y alrededor del 70% lo ha hecho al menos una vez. De ellos, un tercio asegura que la experiencia puede ser igual o incluso más satisfactoria que platicar con amigos o familiares.
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El auge de estos chatbots, cada vez más avanzados, permite mantener diálogos prolongados, recordar detalles de conversaciones previas y personalizar respuestas, generando la sensación de cercanía y afecto. Los adolescentes los utilizan para distintos fines: juegos de rol, charlas románticas e incluso búsqueda de apoyo emocional. En Boston, por ejemplo, una ejecutiva tecnológica mantiene una relación paralela con Ying, su “pareja digital”, aceptada por su familia como un acompañamiento cotidiano.
Sin embargo, especialistas en psicología advierten sobre los riesgos de la “intimidad artificial”. La psicoterapeuta Marni Feuerman explica que estos vínculos, aunque gratificantes, carecen de reciprocidad real y pueden intensificar la soledad y la dependencia emocional, dificultando la construcción de relaciones humanas saludables. Investigaciones del MIT Media Lab muestran que los usuarios más propensos a establecer lazos con la IA suelen presentar mayores niveles de aislamiento social.
El estudio de Common Sense Media también reveló que cerca de un tercio de los jóvenes experimentó efectos negativos, incluyendo consejos inapropiados, exposición a contenido sensible y respuestas dañinas. Algunos casos incluso han llegado a tribunales en Estados Unidos, cuando interacciones con chatbots se vincularon a episodios de autolesión. La profesora Thao Ha, de la Universidad Estatal de Arizona, indicó que el 72% de los adolescentes ya ha conversado de manera emocional con IA, y más de la mitad lo hace antes de vivir vínculos románticos o íntimos en la vida real.
Estas cifras y experiencias plantean preguntas importantes sobre el impacto de la inteligencia artificial en el desarrollo social y afectivo de toda una generación, marcando un desafío para familias, educadores y especialistas en salud mental.