
José María “Chema” Tapia Franco, exdirector del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN) durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, vuelve a escena.
El mismo funcionario señalado por desvíos, negocios opacos y lujos ofensivos en plena emergencia nacional, hoy busca nuevamente ser candidato de Morena a la gubernatura de Querétaro, pese a haber sido rechazado por la ciudadanía en las urnas apenas el año pasado.
Del FONDEN a Las Vegas: el funcionario del desastre
En 2013, mientras los huracanes Ingrid y Manuel devastaban Guerrero y Veracruz, Tapia —entonces responsable de administrar los recursos para damnificados— fue captado festejando en Las Vegas entre apuestas, champaña y escorts.
Mientras el país se hundía en el lodo y la pérdida, él se jactaba de su buena fortuna.
Durante su gestión (2013–2016), el FONDEN manejó más de 40 mil millones de pesos, muchos de ellos desaparecidos en un mar de adjudicaciones irregulares, sobreprecios y obras nunca entregadas. La Auditoría Superior de la Federación reportó observaciones graves en varios de sus ejercicios, pero el expediente fue enterrado con discreción política.
Años más tarde, el propio gobierno de López Obrador usaría ese historial de corrupción como argumento para eliminar el FONDEN, al que calificó de “caja chica de los desastres”. Sin embargo, la ironía es amarga: uno de los rostros de esa corrupción ahora es candidato del partido que prometió acabar con ella.
La riqueza inexplicable
Chema Tapia no solo dejó huellas en el servicio público, sino también en los registros inmobiliarios. Documentos en Estados Unidos muestran propiedades millonarias a su nombre en Miami y Houston, además de residencias en El Campanario (Querétaro) y Acapulco.
Entre las propiedades verificadas destacan:
- Un departamento en Sunny Isles Beach, Miami, adquirido en 2023 por 6.25 millones de dólares (más de 100 millones de pesos).
- Una residencia en The Woodlands, Texas, valuada en más de 1 millón de dólares, no declarada ante autoridades fiscales mexicanas.
- Una casa en El Campanario, Querétaro, y participación en 18 negocios gastronómicos a nivel nacional.
Además, Tapia figura como socio en Soluciones Integrales en Gestión de Riesgos de Desastres S.A. de C.V. —empresa registrada poco después de su salida del FONDEN— y en Mitag Espectaculares S.A. de C.V., ambas con giro en servicios gubernamentales y protección civil.
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De perdedor electoral a “aspirante reciclado”
En 2023, Morena lo postuló como su candidato a la alcaldía de Querétaro capital. La apuesta fue un fracaso: Tapia perdió de forma contundente ante el PAN, en una elección marcada por el repudio ciudadano y las acusaciones sobre su pasado.
Lejos de asumir el mensaje del electorado, Morena ahora pretende colocarlo de nuevo entre los aspirantes a la gubernatura, pese a su historial de enriquecimiento ilícito, abuso de poder y relaciones con contratistas que han sido señaladas en múltiples investigaciones.
Dirigentes del partido justifican su presencia por su “estructura y apoyo económico”, pero dentro de Morena y fuera de ella se sabe lo que eso significa: Chema Tapia no aporta votos, aporta dinero. Y en la política pragmática, eso pesa más que la ética o la memoria colectiva.
De funcionario a proveedor del régimen
En 2020, durante la pandemia de COVID-19, Tapia reapareció como contratista de la Secretaría de la Defensa Nacional, vendiendo ventiladores médicos a sobreprecio bajo adjudicación directa. La operación se hizo a través de una de sus empresas, confirmando que su carrera nunca se separó del dinero público.
Mientras tanto, sus residencias en Estados Unidos y México crecen, igual que su influencia dentro de un partido que lo cobija pese a su pasado.
El rostro del doble discurso
Morena eliminó el FONDEN alegando corrupción, pero hoy promueve al hombre que simboliza su peor versión.
Tapia no representa la transformación, sino su contradicción: un personaje oscuro, premiado no por mérito público, sino por financiar campañas y comprar lealtades.
Su historia es la de muchos exfuncionarios reciclados por conveniencia política.
La diferencia es que, mientras el país sigue pagando las consecuencias del abandono institucional ante los desastres, el exdirector del fondo vive entre champaña, propiedades en Miami y ambiciones de poder.
El caso de José María Tapia Franco expone el costo moral del pragmatismo político: Morena convirtió al responsable del saqueo del FONDEN en aspirante a gobernador.
El mismo hombre que jugó en los casinos de Las Vegas con el dinero de los damnificados hoy busca apostar por el poder en Querétaro.
Y como siempre en la política mexicana, el que pierde en las urnas, gana en la nómina del partido.
Por Gildo Garza