
Una joven escocesa simuló estar embarazada durante meses, presentó un muñeco como su bebé y sorprendió a familiares y amigos cuando fue descubierta.
Kira Cousins, de 22 años y originaria de Lanarkshire, Escocia, protagonizó uno de los engaños virales más comentados del momento al fingir un embarazo durante varios meses. La joven presentó un muñeco tipo “reborn doll” como su hijo y logró convencer a familiares, amigos e incluso a un supuesto padre.
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Según fuentes cercanas, Cousins utilizó una protuberancia falsa para simular el embarazo, compartió fotos de ecografías y organizó una fiesta de revelación de sexo del “bebé”, alegando incluso que presentaba una anomalía cardíaca. El nacimiento ficticio se celebró bajo el nombre de “Bonnie-Leigh Joyce” el pasado 10 de octubre.
El engaño se descubrió cuando su madre entró a la habitación y halló el muñeco. Cousins confesó:
“Estaba en la cama cuando mi madre entró en mi habitación y encontró que era una muñeca”.
Familiares y amigos comenzaron a sospechar debido a que el “bebé” nunca lloraba, Cousins no permitía que nadie lo tocara y eliminaba imágenes que levantaban dudas. La revelación desencadenó un debate en redes sociales, donde el caso se viralizó rápidamente y generó asombro y críticas entre los usuarios.
Aunque la policía local indicó que no se han presentado denuncias formales, Cousins publicó una disculpa en sus redes sociales que luego eliminó:
“No estaba embarazada. No había bebé. Lo inventé y lo llevé demasiado lejos”.
La joven explicó que el muñeco podía moverse y simular funciones básicas, lo que contribuía a hacer más creíble su engaño. El escándalo no solo se volvió tendencia, sino que también puso en el centro la discusión sobre los “reborn dolls”, muñecos hiperrealistas que incluso se usan con fines terapéuticos.
Expertos en salud mental señalan que la conducta de Cousins plantea interrogantes sobre la necesidad de validación, la presión social y los riesgos del uso intenso de redes sociales. Conductas como la simulación de un embarazo completo pueden relacionarse con trastornos de fabricación de síntomas o pseudociesis, aunque cada caso requiere evaluación clínica individual.
El incidente resalta la vulnerabilidad de las plataformas digitales y cómo la cultura de performance personal puede amplificar comportamientos extremos. Aunque no hubo consecuencias legales, la viralización y el impacto social actúan como una sanción simbólica y dejan una advertencia sobre los límites del engaño en la era digital.
Con información de Excelsior