
Los captores abandonaron a las víctimas el 23 de octubre en Allende.
Jóvenes desaparecidos en Nuevo León son localizados con signos de tortura. Tres jóvenes que habían sido reportados como desaparecidos en Nuevo León fueron localizados con vida tras haber permanecido secuestrados por un grupo criminal, y denunciaron que agentes de la Fiscalía de Tamaulipas los habrían entregado directamente a los delincuentes.
Las víctimas —José Luis Garza Guerra (27 años), Brittany Paola Esquivel Oyervidez (24) e Iván Alejandro Oyervidez Ayala (29), todos originarios de Allende, Nuevo León— fueron liberadas el 23 de octubre en un poblado de General Bravo, donde una familia campesina les brindó auxilio y ayudó a comunicarse con sus parientes.
Los tres jóvenes presentaban signos de tortura y múltiples golpes. El caso más grave fue el de Brittany Paola, quien mostró un hematoma en el ojo izquierdo que, según su testimonio, fue causado por un agente de la Fiscalía estatal mientras permanecían detenidos.
Su desaparición ocurrió el 18 de octubre, cuando informaron a sus familias que viajarían a Reynosa para comprar un tráiler Kenworth 2004. Después de ese contacto, se perdió toda comunicación, por lo que sus familiares presentaron una denuncia ante la Fiscalía de Nuevo León.
El caso comenzó a difundirse ampliamente en redes sociales, donde ciudadanos exigieron su localización. Finalmente, ante la presión pública, los captores abandonaron a las víctimas el 23 de octubre en Allende.
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En entrevistas con medios locales, José Luis Garza y Brittany Paola denunciaron que los agentes de la Fiscalía de Tamaulipas los detuvieron en un retén conocido como “La Vaquita”. Relataron que, al no portar la documentación del camión, los funcionarios les exigieron dinero y, al negarse, los encapucharon, amarraron y golpearon, para luego entregarlos a un grupo delictivo.
Durante varios días permanecieron cautivos sin alimento y bajo amenazas.
Griselda Guerra, madre de José Luis, afirmó que la Fiscalía de Reynosa se negó a darle información sobre su hijo pese a sus insistentes llamadas. Posteriormente, comenzó a recibir llamadas de extorsión en las que le pedían dinero para liberar a los jóvenes. La mujer atribuyó su liberación a la presión social generada en redes y al anuncio de que acudirían personalmente a la Fiscalía de Reynosa para exigir respuestas.







