
El “Tiburón de Baltimore” demostró que no necesita una alberca para exhibir su espíritu ganador.
Michael Phelps cambia la alberca por el campo de golf. El 23 veces medallista olímpico Michael Phelps dejó el agua por un día para probar suerte en el golf, participando en el Pro-Am del World Wide Technology Championship en El Cardonal, el campo diseñado por Tiger Woods, ganador de 82 títulos del PGA Tour.
Aunque ya no compite en albercas, Phelps conserva los mismos movimientos con los que dominó los Juegos Olímpicos: calienta los brazos como si se preparara para una nueva carrera. Esta vez, sin embargo, el escenario fue distinto —fairways, greens y drivers reemplazaron los carriles acuáticos.
Desde su llegada al tee del hoyo 10, impuso presencia. Con paso relajado y una sonrisa constante, saludó al público y a sus compañeros de grupo: los golfistas profesionales Patrick Fishburn y Kevin Streelman, junto con los amateurs Tom Lape, Jhon Sawin y Danny Sullivan.
Entre bromas y comentarios sobre el viento, el ambiente fue tanto amistoso como competitivo. Phelps fue el último en realizar su tiro inicial: tomó el driver, respiró profundo —como si estuviera por lanzarse al agua— y conectó un golpe firme que viajó más de 250 yardas, provocando aplausos y exclamaciones de admiración.
El llamado Tiburón de Baltimore demostró que no necesita una alberca para exhibir su espíritu ganador. Entre swings, autógrafos y fotografías, disfrutó el golf con la misma pasión y disciplina que lo llevaron a convertirse en una leyenda del deporte. Aunque el entorno cambió, su esencia permaneció intacta: talento, competitividad y carisma inconfundible.







