
Con la llegada del frío, muchos perros salen a la calle con suéter. Te explicamos en qué casos es recomendable abrigarlos y cuándo no es necesario hacerlo.
Con el descenso de las temperaturas en distintas regiones de México, es común ver a perros de todas las razas usando prendas para el frío. Sin embargo, antes de elegir un suéter por motivos estéticos, conviene saber si realmente aporta un beneficio a la salud de la mascota.
Aunque los perros sí perciben el frío, su forma de regular la temperatura corporal es distinta a la de los humanos. Su temperatura promedio oscila entre los 38 y 39 grados centígrados y, además, cuentan con una protección natural que nosotros no tenemos: el pelaje. Aun así, esto no significa que todos toleren el frío de la misma manera ni que estén exentos de sentirlo.
La sensibilidad a las bajas temperaturas varía según múltiples factores. El tamaño corporal influye, ya que los perros pequeños pierden calor con mayor rapidez. La edad también es determinante, pues los cachorros y los perros adultos mayores suelen tener mayor dificultad para conservar el calor. A esto se suma el tipo de pelaje, la condición física y el entorno al que están expuestos.
No existe una temperatura exacta que indique cuándo un perro tendrá frío. En términos generales, los especialistas señalan que perros grandes o con doble capa de pelo resisten mejor climas fríos y suelen resentirlos cerca de los cero grados, sobre todo si están mojados. En cambio, perros pequeños, de pelo corto o con poca masa corporal pueden sentir frío desde los siete grados o incluso antes, especialmente si hay viento o humedad.
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Más allá del termómetro, es fundamental observar el comportamiento del animal. Temblores, postura encorvada, cola entre las patas, búsqueda constante de calor, caminar lento o levantar las patas durante el paseo son señales claras de que el frío le resulta incómodo.
El uso de suéter puede ser una herramienta útil, pero no es indispensable para todos los perros. Suele recomendarse en cachorros, perros de edad avanzada o con padecimientos médicos como problemas articulares, cardíacos o metabólicos. También es común que razas pequeñas o de pelo corto, como chihuahua, pinscher, pug, bóxer, galgo o xoloitzcuintle, requieran abrigo durante los paseos en temporada fría.
En contraste, perros adaptados a climas fríos, como husky, malamute, samoyedo, akita, san Bernardo o aquellos con doble capa de pelaje, generalmente no necesitan ropa adicional. Su manto funciona como un aislante térmico natural, incluso en temperaturas bajas.
Si se decide usar suéter, este debe permitir libertad de movimiento, no ser demasiado ajustado ni estorbar al caminar. El material debe adecuarse al clima y el diseño no debe representar riesgos. También es importante evitar el uso de ropa en interiores templados y retirar la prenda si el perro muestra incomodidad o estrés.
Abrigar a un perro puede ser útil en ciertos casos, pero siempre debe ir acompañado de otras medidas, como limitar la exposición al frío, cuidar sus patas y acudir al veterinario ante cualquier señal de malestar.







