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A seis años de la renuncia de Benedicto XVI

Lo que Benedicto XVI dio a conocer el 11 de febrero se concretaba dejando la Santa Sede con una vacante

Un día como hoy pero hace 6 años, el mundo seguía con interés una noticia que semanas antes quizá ni sabíamos que podía ser posible. El Papa Benedicto XVI renunciaba a su puesto dejándonos a muchos con varias dudas. ¿Puede el representante de Dios en la Tierra renunciar? ¿A quién se le presenta la renuncia? Si su jefe es Dios, espera un acuse de recibo para saber si fue aprobada la petición. O, ¿de verdad se le puede decir al Jefe Supremo: ahí está su puesto, yo ya no juego?

El caso es que lo que Benedicto XVI dio a conocer el 11 de febrero, se concretaba 17 días después en punto de las 8:00 de la noche. La renuncia con carácter de irrevocable se concretaba dejando la Santa Sede con una vacante y el comienzo de un nuevo cónclave para elegir al siguiente Pontífice. Una renuncia que no se había dado desde Gregorio XII, 598 años antes. Pero ¿cuáles son las razones para que un Papa pueda renunciar?

Desde el punto de vista del derecho eclesiástico, las únicas condiciones para presentar una renuncia es que la decisión se haya hecho libremente y que sea debidamente publicada. Incluso la posibilidad de dimitir está contemplada por las leyes de la iglesia, aunque hasta Joseph Ratzinger, nadie la había presentado como tal en los tiempos modernos.

El argumento fue que debido a su avanzada edad y baja en su fortaleza, el hasta ese entonces Papa, no se concebía con las capacidades adecuadas para ejercer el ministerio. Lo que fundamentalmente podría ser una renuncia por razones de salud, previendo ancianidad o dificultad física para la toma de decisiones.

En el mundo terrenal, la renuncia se presenta ante el cardenal decano del colegio cardinalicio, quien una vez acreditada la solicitud, anuncia la vacante e inicia la búsqueda del remplazo. Haciendo válida una cláusula hasta donde se tiene conocimiento, emitida en 1294 por el Papa Celestino V, quien emitió un decreto que declaraba la existencia de un permiso para que el Sumo Sacerdote dimitiera, derecho que el propio Celestino hizo válido 5 meses después.

Hasta Ratzinger y después de Gregorio XII, sólo el Papa Pío XII había contemplado una renuncia a la Santa Sede, en un documento a manera de precaución, sen caso de que el Papa fuera secuestrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

En fin, después de la sorpresa al interior y exterior del Vaticano vino lo que ya conocemos. Benedicto deja la Plaza de San Pedro rumbo a la residencia de verano de los pontífices en Castel Gandolfo y un par de meses después se traslado al convento Mater Eccleasiae. Para la primera quincena de marzo Jorge Mario Bergoglio era electo como el nuevo Papa dando inicio a la historia de Francisco, quien todo parece ser, permanecerá en el puesto muchos años más, con la voluntad de Dios.

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