
Estudio revela aumento de malformaciones y partos prematuros en regiones expuestas a mecheros petroleros.
Un estudio reciente advierte sobre los riesgos severos que enfrentan las comunidades del sureste de México debido a la constante exposición a la quema de gas fósil, práctica habitual en instalaciones petroleras de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Campeche.
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La investigación, realizada por CartoCrítica y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), documenta cómo la contaminación generada por los llamados mecheros —que liberan sustancias como benceno, hollín, metano y óxidos de azufre— afecta directamente la salud de las mujeres embarazadas y sus hijos.
Los datos muestran una alarmante correlación: en áreas con altos niveles de quema de gas (flaring), el riesgo de malformaciones congénitas aumenta hasta en un 87%, además de un incremento del 29% en nacimientos prematuros. Los bebés también presentan bajos puntajes en la prueba APGAR, que evalúa signos vitales al momento del parto.
“El daño comienza antes del nacimiento. Vivir cerca de un mechero implica enfrentar una vida marcada por problemas de salud desde la cuna”, afirmó Manuel Llano, director de CartoCrítica, quien urgió al Estado a dejar de tratar estas regiones como “zonas de sacrificio”.
Impactos múltiples y persistentes
El informe también señala que la exposición prolongada a estas emisiones no solo está ligada a problemas congénitos, sino a enfermedades crónicas respiratorias y cardiovasculares, y a una mayor probabilidad de desarrollar cáncer. Además, se detectó la presencia de lluvia ácida, la cual deteriora suelos agrícolas y cuerpos de agua, afectando la seguridad alimentaria de las comunidades.
Carla Flores Lot, una de las autoras del estudio, señaló que estas condiciones ambientales afectan especialmente a mujeres, niñas, niños e integrantes de pueblos originarios. “La salud y la calidad de vida de estas poblaciones están siendo intercambiadas por una idea distorsionada de desarrollo”, advirtió.
Ejemplos concretos: el caso de Paraíso, Tabasco
Uno de los puntos críticos identificados en el estudio es el municipio de Paraíso, Tabasco, donde se reporta una alta incidencia de partos prematuros y alteraciones genéticas en menores. Dos escuelas públicas colindan directamente con instalaciones de la refinería local, lo que ha llevado a padres y madres a exigir su reubicación inmediata ante el visible deterioro en la salud de sus hijos.
Juan Manuel Orozco, de la organización Conexiones Climáticas, subrayó que las autoridades deben intervenir con urgencia. “No se puede permitir que niñas y niños crezcan respirando tóxicos todos los días. Hay vidas en juego”, declaró.
Llamado a la acción
El estudio concluye que es imprescindible que las autoridades regulatorias —como la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA)— aseguren el cumplimiento de la normativa vigente sobre emisiones, y actúen de forma efectiva cuando se identifiquen violaciones. Asimismo, exigen responsabilidad a las empresas energéticas en el manejo del gas fósil, un recurso cuyo aprovechamiento deficiente está generando consecuencias irreversibles para miles de personas.
Anaid Velasco, gerente de Investigación del CEMDA, cerró con un llamado a poner la justicia climática al centro de las decisiones: “No es desarrollo si se construye a costa de la salud de los más vulnerables”.
Con información de Excelsior