El hombre fue sentenciado por cometer los delitos de delincuencia organizada, contra la salud e inhumación clandestina luego de ser arrestado en enero de 2009
Colectivos de búsqueda de personas desaparecidas alertaron por la posible liberación este 2022 del narcotraficante Santiago Meza, mejor conocido como El Pozolero, quien confesó haber disuelto en ácido a 300 personas.
“Es una noticia muy triste para muchas familias que sienten cierto enojo por él, por el trabajo que hacía, pero así lo marca la ley y se tiene que cumplir, aunque no nos guste”, apuntó Fernando Ocegueda Flores, quien es presidente de la Asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California A.C.
“Tenemos noticias que este año hay probabilidades de que Santiago Meza vuelva a las calles, pues la inhumación clandestina no es un delito grave”, afirmó el titular de dicho colectivo.
Dichos colectivos han planteado ante el Congreso de Baja California la necesidad de reformar las leyes para tipificar el delito de inhumación clandestina sea considerado grave, aunque afirmó que no han tenido respuesta por parte de los legisladores locales.
“Desgraciadamente ahora no podemos avanzar en la ley de desaparición forzada por particulares ni en la ley de inhumación y exhumación, como no implica un beneficio político para ellos, están detenidas en el Congreso”, refirió.
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El Pozolero fue detenido por agentes del Ejército mexicano en febrero de 2009 en un complejo turístico, de donde huyó su jefe Teodoro Garcia Simental, conocido como El Teo, jefe de una organización criminal que primero servía al Cartel Arellano Félix y después al Cártel de Sinaloa.
Santiago Meza confesó que recibía en el predio conocido como La Gallera, los cuerpos de las víctimas de la organización criminal para “pozolearlos” (deshacerlos) en ácido y desaparecer los restos. Reveló que personalmente había deshecho más de 300 cuerpos en ese sitio.
Los investigadores trabajaron en el lugar con excavaciones para buscar restos óseos de desaparecidos, donde cientos de fragmentos de huesos fueron hallados y cotejados con muestras de ADN proporcionados por familiares de desaparecidos.
Desde 1984, ‘El Pozolero’ se dedicaba a esa ilícita actividad, hasta que autoridades militares lo atraparon en el interior de un hotel, ubicado en el puerto de Ensenada, Baja California. Ocegueda Flores calcula que deshizo alrededor de 2 mil cuerpos durante todos esos años.
La organización ha encontrado varias fosas clandestinas, las principales en un rancho de Loma Bonita, en ‘La Gallera’ y en el ejido El Ojo de Agua, recordó. Además, señaló que las autoridades han realizado investigaciones en condominios por cuyo drenaje desechaba los restos.
Las autoridades en Baja California sabían de la existencia de este tipo de prácticas, pero nunca hicieron nada, sostuvo el también padre de Fernando Ocegueda Ruelas, quien desapareció desde 2007.
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CAB
