
Con una voz eterna y un público de más de 13 mil personas, la cantante argentina coronó una edición histórica del festival que reafirma a Matamoros como capital cultural del norte de México.
El cielo de Matamoros se llenó de luces, aplausos y nostalgia cuando Amanda Miguel subió al escenario para cerrar con broche de oro la edición número 33 del Festival Internacional de Otoño, uno de los encuentros artísticos más importantes del norte del país.
Más de 13 mil personas abarrotaron la explanada para corear clásicos como Él me mintió, Castillos y Así no te amará jamás, en una noche que combinó emoción, memoria y orgullo cultural. La artista, acompañada de su inseparable piano y una banda impecable, agradeció al público tamaulipeco por décadas de cariño:
“Esta ciudad me ha recibido siempre con amor. Hoy les canto con el corazón, como la primera vez.”
Una ciudad que vibra con arte
El alcalde Beto Granados encabezó el acto de clausura y destacó que este festival, realizado durante varios días, reunió a miles de familias en torno a conciertos, exposiciones, danza, teatro y presentaciones de artistas locales, nacionales e internacionales.
“Matamoros no solo abre sus puertas al arte, sino que se consolida como un punto de encuentro para la cultura en el norte del país”, expresó el edil al reconocer el trabajo de organizadores, artistas y ciudadanos que hicieron posible el evento.
El Festival Internacional de Otoño ha logrado, a lo largo de más de tres décadas, convertirse en un emblema de identidad y cohesión social. Cada edición refuerza el compromiso de la ciudad con la promoción cultural y la convivencia familiar, generando un espacio donde el arte se convierte en punto de unión entre generaciones.
Entre luces y voces
El cierre con Amanda Miguel fue una velada para la memoria colectiva. Miles de luces de celulares iluminaron el recinto mientras la artista interpretaba los temas que marcaron varias generaciones. Su potente voz, inconfundible y emotiva, resonó entre los arcos del escenario principal, símbolo del patrimonio histórico de Matamoros.
El público —familias completas, jóvenes, adultos mayores— respondió con ovaciones que se prolongaron hasta el final del concierto. Muchos asistentes coincidieron en que este cierre fue uno de los más emotivos en la historia del festival.
Orgullo cultural y proyección internacional
El Gobierno Municipal agradeció la participación del público y reafirmó su compromiso de seguir impulsando eventos que fortalezcan el tejido social y el desarrollo cultural. Con este festival, Matamoros reafirma su papel como una ciudad que apuesta por el arte, la música y el talento emergente.
“El arte nos une y nos representa. Matamoros seguirá siendo una ciudad viva, con talento y tradición”, subrayó la administración local en un comunicado.
Una edición para el recuerdo
La edición 33 del Festival Internacional de Otoño deja una huella profunda en la memoria de los matamorenses. Entre exposiciones, obras teatrales y presentaciones musicales, la ciudad vivió una semana en la que la cultura se convirtió en el verdadero lenguaje común.
Amanda Miguel cerró el evento con una frase que sintetiza el espíritu de la noche:
“Gracias por hacerme parte de esta historia. La música sigue viva, igual que el corazón de Matamoros.”
Por Gildo Garza