
El Oktoberfest en Múnich reabrió a las 17:30 tras horas de cierre preventivo por una amenaza de bomba vinculada a una explosión y hechos violentos en el norte.
El Oktoberfest de Múnich reabrió sus puertas este miércoles por la tarde, luego de permanecer cerrado varias horas debido a una amenaza de bomba vinculada a los sucesos violentos registrados durante la madrugada en el norte de la ciudad.
El festival, reconocido mundialmente y visitado por millones de personas cada año, retomó sus actividades a las 17:30. El alcalde Dieter Reiter confirmó la reapertura a través de su cuenta de Instagram: “La policía me acaba de informar que, en su opinión, es seguro que el Oktoberfest continúe. Por lo tanto, el recinto del festival volverá a abrir sus puertas a todos los visitantes a partir de las 17:30”.
La suspensión de actividades se produjo tras una operación de seguridad de gran escala, iniciada cuando se reportaron explosiones y disparos en el distrito de Lerchenau. De acuerdo con las autoridades, un hombre provocó un incendio en la casa de sus padres, atacó a su familia —su padre murió, mientras que su madre, de 81 años, y su hija, de 21, resultaron heridas— y después se habría quitado la vida en un lago cercano.
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Durante las investigaciones, la policía encontró una mochila con un presunto artefacto explosivo junto al cuerpo del agresor, así como granadas de mano con cables trampa en un edificio aledaño. También fue allanada su residencia en Starnberg, donde se descartó la presencia de más explosivos.
El hallazgo de una carta resultó clave: el escrito contenía una amenaza de explosivos dirigida al Oktoberfest, lo que obligó a reforzar la seguridad en el recinto. Al menos 25 perros especializados en detección de bombas participaron en la inspección de cada área antes de que las autoridades autorizaran la reapertura.
El cierre temporal generó desconcierto entre los asistentes y organizadores, quienes vieron interrumpida la jornada festiva. Finalmente, tras confirmar que no existía peligro inmediato, las autoridades consideraron seguro reanudar el evento bajo estrictas medidas de control.
Este episodio despertó recuerdos dolorosos de 1980, cuando un atentado con bomba en el mismo festival dejó 13 muertos y más de 200 heridos. Esa tragedia sigue marcando la memoria colectiva y explica la extrema precaución con que Alemania maneja la seguridad en eventos masivos.
La reapertura de esta edición quedó bajo una atención especial. Los visitantes celebraron el regreso de la fiesta, aunque con una sensación de alerta que acompañará el desarrollo de uno de los encuentros culturales más importantes del país.