
Con 70 años y sin haber tenido novio, María Lúcia encontró el amor con Clemente, de 84, y se casó en una ceremonia que conmovió a todo Brasil
En Brasil, una historia de amor entre adultos mayores se ha convertido en inspiración para muchos al demostrar que nunca es tarde para abrir el corazón. María Lúcia dos Santos, de 70 años, quien nunca había tenido novio, se casó por primera vez con Clemente dos Santos, un viudo de 84 años, en una emotiva ceremonia en Goioerê, Paraná.
La pareja se conoció en el Centro de Convivencia de la Tercera Edad, donde poco a poco, entre conversaciones y actividades cotidianas, se fue construyendo una relación de amistad que luego se transformó en un cariño profundo. Durante dos años compartieron caminatas y almuerzos, hasta que un día, al ver que Clemente conversaba con otra compañera del centro, María Lúcia sintió celos por primera vez en su vida, lo que la llevó a reconocer que estaba enamorada.
Animada por amigas y tras días de reflexión, María Lúcia reunió el valor para confesarle a Clemente sus sentimientos, dando inicio a un noviazgo breve pero lleno de ternura. En tan solo tres meses decidieron casarse, demostrando que el amor puede llegar en cualquier etapa de la vida.
La boda se realizó el 11 de mayo de 2025 en la Capela da Igreja Matriz de Goioerê, ante más de 200 personas que presenciaron entre aplausos cómo la pareja sellaba su unión con un “sí, acepto” cargado de emoción. Imágenes del momento se viralizaron en redes sociales, conmoviendo a usuarios y convirtiendo a María Lúcia y Clemente en un símbolo de esperanza.
Su historia llegó incluso a la televisión nacional, cuando el 12 de junio fueron invitados al programa Encontro com Patrícia Poeta en TV Globo, donde compartieron con humor y sencillez cómo surgió su relación. “Dios sabe lo que hace. Llegó cuando debía llegar”, expresó María Lúcia, mientras Clemente reconoció: “ella me devolvió las ganas de vivir”.
Actualmente, la pareja disfruta de su nueva vida en común en Goioerê, dedicándose a paseos, actividades comunitarias y tardes tranquilas, demostrando que la felicidad no tiene edad y que siempre hay oportunidad para escribir una nueva historia.