
La comunidad Seri celebra su Año Nuevo el 30 de junio, una fiesta que une fenómenos naturales y su cosmovisión en Sonora, atrayendo turismo global
Cada 30 de junio, la Nación Comca’ac, también conocida como el pueblo Seri, conmemora su Año Nuevo en un evento que combina tradiciones ancestrales y fenómenos naturales propios del desierto de Sonora y el Mar de Cortés. Esta celebración espiritual ocurre después del Solsticio de Verano y el día de San Juan, fechas que para esta comunidad marcan el inicio de la temporada de lluvias que revitaliza la región.
Jesús Alfredo Félix Segovia, gobernador tradicional y el más joven en la historia del pueblo Seri, explicó que este momento coincide con la primera luna nueva del verano, un fenómeno que influye en el ciclo de mareas y mejora la pesca. Además, las primeras lluvias favorecen la cacería y la recolección de frutos en el desierto. “Conmemoramos un Año Nuevo espiritual, que evoca una época de renovación, de mucha abundancia, hay más peces en el mar, abunda la fauna y la flora en el desierto, florece nuestro espíritu y la esperanza de tiempos mejores”, señaló Félix Segovia.
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Durante esta festividad, las mujeres salen a recolectar pitayas, un fruto del desierto con el que elaboran un vino especial, que comparten con los asistentes como un símbolo de trascendencia física y espiritual.
El antropólogo e historiador Alejandro Aguilar Zeleny, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, destacó que la víspera del Año Nuevo Seri coincide con la lunación, la primera luna nueva entre junio y julio, fenómeno clave en el calendario Comca’ac. “Esto tiene que ver con el florecimiento de las pitayas y con cambios en otras plantas como las vainas de mesquite”, explicó.
Además, en esta temporada, el firmamento del hemisferio norte muestra la constelación con forma de jaiba, visible sobre el Mar de Cortés. Cuando la constelación desaparece, las jaibas también se retiran, un reflejo del profundo vínculo entre la comunidad y su entorno natural. Con las primeras lluvias, el desierto comienza a florecer y el mar se transforma, generando uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta.
La Nación Comca’ac utiliza esta riqueza natural para desarrollar su artesanía, gastronomía, música y danza, abriendo sus puertas a visitantes de todo el mundo que desean experimentar su cultura intacta y resistente a la colonización española.
Cada año, el turismo aumenta en la comunidad, con visitantes procedentes de países como Suecia, Estados Unidos, diversos lugares de Europa, Asia y África, atraídos por las tradiciones y los paisajes emblemáticos del desierto y el Mar de Cortés, que National Geographic destaca por sus espectaculares atardeceres.
En esta edición, la comunidad también celebra la equidad con la primera mujer presidenta del Consejo de Ancianos, reflejo de los cambios y la inclusión dentro de su organización.