Antonio Banderas se llevó el premio a mejor actor de la 72 edición del Festival de Cannes por su interpretación en “Dolor y gloria”, de Pedro Almodóvar
Antonio Banderas ganó a sus 58 años el premio de mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes por su octava película con Almodóvar, “Dolor y gloria”, en competición por la Palma de Oro.
Para esta última aventura con Almodóvar se vistió con los coloridos polos y las zapatillas del cineasta para, en su propia casa y entre sus muebles, encarnar su doble: un realizador angustiado y adolorido, que el actor interpreta con sobriedad.
Antonio Banderas, lauréat du Prix d'interprétation masculine dans DOLOR Y GLORIA (DOULEUR ET GLOIRE) de Pedro Almodóvar.
— Festival de Cannes (@Festival_Cannes) 25 de mayo de 2019
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Antonio Banderas, winner of the Best performance for an actor in DOLOR Y GLORIA (PAIN AND GLORY) by Pedro Almodóvar.
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El desempeño ha sido tan de su gusto, que el propio Almodóvar lleva meses diciendo que el de Banderas “es el mejor trabajo que ha hecho en su vida”.
“Lo respeto, lo quiero, es mi mentor”, dijo el actor español al recoger el premio en la gala de este sábado.
Abrumado por tantas felicitaciones y muestras de cariño. Un honor recibir el premio al mejor actor en #Cannes2019. Quiero dar las gracias a Pedro Almodovar y a toda la familia de #DolorYGloria.
— Antonio Banderas (@antoniobanderas) 25 de mayo de 2019
Gracias a todos de corazón. pic.twitter.com/EDg0S2h1U0
El director manchego recuerda cómo en sus inicios “Antonio era un animal apasionado, que barría con su sola presencia”, tal como explicó a la revista española de cine Fotogramas.
“Ahora es otro, porque está en la madurez y porque ha pasado en tres ocasiones por el quirófano” para ser operado del corazón, tras un infarto en 2017.
“Aunque él sigue igual de vital y divertido y no le ha cambiado el carácter, yo notaba en su cara la experiencia de quien sabe que podía haberse muerto”, añadió.
Antonio Banderas recuerda por su parte que el cineasta le hizo interpretar a un homosexual con tendencias asesinas en “La ley del deseo” (1987), cuando “moralmente el crimen estaba aceptado en el mundo del cine”, pero no tanto el hecho de “plantar a dos homosexuales en la pantalla besándose”.
La carrera del actor andaluz comenzó un día del verano boreal de 1980, cuando tomó un tren a Madrid con el objetivo de “inventarse”. José Antonio Domínguez Bandera (en singular) no tenía ni 20 años, y en su Málaga natal dejaba a su madre, profesora, y a su padre, policía.
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