
Aunque México es cuna de apellidos muy comunes, también alberga linajes tan escasos que podrían desaparecer por completo en los próximos años, según el Inegi
En México existen apellidos que se repiten millones de veces en actas, credenciales y bases de datos: Hernández, García, Martínez, por mencionar algunos. Pero en el otro extremo de la estadística, hay nombres familiares que apenas sobreviven, con menos de 50 personas que los portan en todo el país. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), estos apellidos raros se encuentran en una peligrosa ruta hacia la desaparición.
Entre los casos más notorios se encuentran Eguiluz y Echeverri, ambos de origen vasco y con una presencia casi testimonial en territorio mexicano. Especialistas en genealogía consideran que, de no revertirse la tendencia actual, estos apellidos podrían dejar de existir en el país en apenas una o dos generaciones.
Eguiluz, un linaje casi extinto en México
Según la información más reciente del Inegi, Eguiluz es el apellido menos común registrado en el país, con apenas 37 personas que lo llevan. De origen toponímico, este apellido proviene del País Vasco, en España, y hace referencia a una localidad específica, práctica común en la formación de apellidos en lengua euskera.
A diferencia de otras regiones donde su presencia es más evidente, en México la falta de descendientes que perpetúen el nombre, los matrimonios donde el apellido se pierde y la baja tasa de natalidad asociada a estos linajes, han provocado su alarmante disminución. “Si la tendencia se mantiene, Eguiluz podría desaparecer del registro civil mexicano en unos años”, advierten especialistas consultados por medios locales.
Echeverri, una variante con pocas raíces en el país
Otro apellido que corre la misma suerte es Echeverri, también originario del País Vasco. De acuerdo con los registros del Inegi, solo 27 personas en México lo portan actualmente. Su significado en euskera es “casa nueva”, al derivarse de las palabras etxe (casa) y berri (nueva). Es considerado una variante menos común de Echeverría, que sí tiene mayor difusión en Latinoamérica.
Aunque no hay datos específicos sobre cuándo llegó el apellido Echeverri a México, historiadores consideran probable que lo hiciera durante la época colonial, como ocurrió con muchos otros apellidos peninsulares. A pesar de su larga historia, la falta de nuevos registros y su limitada propagación hacen que su permanencia en el país esté en riesgo.
El fenómeno de la desaparición de apellidos
La extinción de apellidos no es un fenómeno exclusivo de México. En diversas regiones del mundo, el dinamismo social, los cambios legales y los patrones migratorios contribuyen a este proceso. En el caso mexicano, se suman factores como la posibilidad de invertir el orden de los apellidos —una práctica legal desde hace años—, la costumbre de adoptar apellidos más comunes para facilitar trámites, y la falta de herederos directos.
“El desuso progresivo de ciertos apellidos significa también la pérdida de una parte del patrimonio cultural e histórico de las comunidades”, explican investigadores en demografía histórica. Esto es especialmente notorio en nombres vinculados a regiones o tradiciones muy específicas, como ocurre con muchos apellidos de origen vasco, gallego o alemán en México.
Más allá de la estadística: identidad y memoria
La desaparición de un apellido implica algo más que una simple reducción numérica. En muchos casos, se trata del final de una línea familiar con vínculos profundos a lugares, migraciones, oficios o acontecimientos históricos. La pérdida de estos nombres significa también la erosión de parte de la memoria colectiva.
El caso de Eguiluz y Echeverri plantea preguntas sobre cómo preservar el patrimonio onomástico en un país caracterizado por su diversidad. Aunque no existen políticas públicas destinadas específicamente a conservar apellidos en riesgo, algunos genealogistas y colectivos culturales han comenzado a promover su documentación, recuperación y estudio como parte de un esfuerzo más amplio por conservar la identidad mexicana en su pluralidad.
Así, en un contexto en el que la globalización tiende a uniformar costumbres y nombres, la historia contenida en un apellido puede ser una pequeña resistencia frente al olvido. ¿Está el tuyo entre los que están por desaparecer?