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Así se ha narrado el 2 de octubre en la pantalla grande

El cine es un proceso indispensable para continuar exigiendo justicia a 50 años del crimen cometido en contra de cientos de jóvenes estudiantes

La memoria histórica de nuestro país está conformada por múltiples filmes que han retratado la crudeza social y los conflictos políticos por los que la nación ha atravesado, muestra de ello es el cine referente a la matanza de Tlatelolco de 1968.

Luego de un sexenio que se caracterizó por la represión mediática, algunos cineastas nacionales se atrevieron a gestar una visión y compartir con el mundo lo que internacionalmente intentó pasar desapercibido.

En 1968, gracias al desarrollo de equipos de filmación más compactos y accesibles, la documentación del movimiento estudiantil pudo ser posible, brindando una mirada diferente a la parcial de la prensa mexicana de aquellos años.

Uno de los trabajos fundamentales es la obra del cineasta y fotógrafo Óscar Menéndez, quien durante los acontecimientos de julio a octubre, filmó varias de las manifestaciones para difundir en asambleas las acciones y posturas del movimiento.

Posterior al 2 de octubre, Menéndez enfocó su cámara en los presos políticos en Lecumberri. Consciente de que el movimiento no había sido derrotado a pesar de la masacre, logró introducir una cámara de cine a la cárcel y filmar a los líderes detenidos.

En 1971 salió del país, temiendo que el Estado mexicano incautara los rollos originales que había filmado y se instaló en Francia.

Con todas estas imágenes, más fotografías fijas, Menéndez realizó entre 1968 y 1971 tres películas fundamentales para comprender lo sucedido: Únete pueblo (1968), 2 de octubre, aquí México (1970) e Historia de un documento (1971).

La formación de nuevos cineastas en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, permitieron que México conociera El grito (1968–1970), a cargo de Leobardo López Arretche, la cual a través de un espíritu colectivo destaca la participación masiva, las consignas, la música, el ingenio de las pintas y el ánimo festivo y de esperanza que prevalecía en la época.

Centrado principalmente en los hechos ocurridos en la UNAM y con una narración basada en un texto de la periodista Oriana Fallaci, El grito se ha convertido en referencia obligada del cine independiente sobre el 68, en México y el mundo.

Materiales de corte documental con cronologías sobre los acontecimientos del 68 hay muchos; no obstante, las investigaciones realizadas por la productora Canal 6 de julio, encabezada por Carlos Mendoza, se caracterizan por realizar un cine de contrainformación a los discursos oficiales.

El primer documental apareció en 1990, “2 de octubre de veras no se olvida”. En 1998 realizaron “Batallón Olimpia, documento abierto”, y tras la apertura de los archivos clasificados sobre el 68 en el gobierno de Vicente Fox, realizaron cuatro películas más: Operación Galeana: la historia inédita del 2 de octubre de 1968 (2000), Tlatelolco: Las claves de la masacre (2003), 1968: la conexión americana (2008).

Del primero al último de sus documentales hay 18 años de distancia, de nueva información y de nuevas preguntas, de nuevos nombres y responsabilidades.

De carácter más testimonial y anecdótico está en el Memorial del 68 de Nicolás Echevarría, realizado en 2008 por encargo de la UNAM. Considerado por el propio autor como un “evangelio sobre el 68”, representa una visión a través de 57 entrevistas a miembros del movimiento estudiantil o figuras de la cultura y la política mexicana.

Las ficciones

Muchos de los ejercicios cinematográficos realizados a partir del 68 buscaron reflejar una esencia política y contracultural que envolvía al movimiento estudiantil.

Títulos como “Mi casa de altos techos” (1970), de David Celestinos; “El cambio” (1971), de Alfredo Joskowics; “Los años duros” (1973), de Gabriel Retes; “Tómalo como quieras” (1973) de Carlos González Morantes; o “Canoa” (1975) de Felipe Cazals; exploran la tensión, la desinformación y la manipulación que imperaba en la época.

Tuvieron que pasar más de 20 años para que se hablara de frente de la masacre de Tlatelolco a través de “Rojo amanecer” (1989), dirigida por Jorge Fons.

Condensar en los miembros de una sola familia la historia de cientos de jóvenes que salieron a las calles durante tres meses, fue y es uno de los mayores méritos de la cinta.

La tardanza en su aparición y las concesiones de censura que la producción tuvo que hacer, dan cuenta de las complicaciones para abordar, desde el cine comercial, un suceso en el que estuvieron implicadas varias instituciones del Estado mexicano.

Las actividades conmemorativas de los 50 años del movimiento estudiantil traen nuevas propuestas audiovisuales sobre el tema. Producida por la UNAM y dirigida por José Manuel Cravioto, se estrenará este año “Olimpia”, película de ficción que entrelaza cinco historias reales en el contexto del movimiento con imágenes de archivo de aquellos años, incluidas secuencias de El grito.

La película explora el estado de ánimo que motivó las manifestaciones populares, en un intento de refrescar la memoria de las nuevas generaciones.

Por otro lado, Tv UNAM transmitió recientemente una versión televisiva de trece capítulos de la película dirigida por Carlos Bolado, “Tlatelolco: Verano del 68”, una historia de amor al calor de las movilizaciones entre dos jóvenes, él de la UNAM, ella de la Ibero, cuyas historias familiares los enfrentan a serios conflictos éticos.

Finalmente, la plataforma Amazon Prime lanzará a partir de hoy la serie “Un extraño enemigo”, dirigida por Gabriel Ripstein. La historia se centra en la figura de Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad, dependencia implicada en los actos represivos contra el movimiento estudiantil.

 

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