
Un atacante suicida del Estado Islámico se hizo explotar en una iglesia cristiana de Damasco, provocando 22 muertes y más de 60 personas heridas
La capital de Siria fue escenario de una tragedia este domingo, luego de que un atentado suicida se perpetrara en la iglesia de San Elías, ubicada en Damasco. El ataque, atribuido a un militante del grupo yihadista Estado Islámico (EI), dejó un saldo preliminar de al menos 22 personas fallecidas y más de 60 heridas, según informaron autoridades locales y medios estatales.
De acuerdo con el Ministerio del Interior, el agresor ingresó armado al recinto religioso, abrió fuego contra los asistentes y posteriormente activó un cinturón con explosivos. La escena de devastación fue confirmada por corresponsales en el lugar, quienes observaron a equipos de emergencia rescatando a los heridos y trasladándolos a centros médicos cercanos.
El atentado, el primero de esta magnitud en la capital siria desde el 8 de diciembre de 2024 —fecha en que el régimen de Bashar al Assad fue derrocado por fuerzas islamistas radicales—, generó una ola de condenas a nivel internacional. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, expresó su indignación y urgió a realizar una investigación exhaustiva.
Testigos relataron momentos de pánico. Larence Maamari, uno de los fieles presentes, describió que “alguien entró a la iglesia con un arma” y comenzó a disparar. Algunas personas intentaron detenerlo antes de que se inmolara.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria calificó el hecho como un “acto criminal” y lo interpretó como un intento deliberado de romper la convivencia entre comunidades religiosas en el país. Por su parte, el patriarcado ortodoxo de Damasco exigió a las nuevas autoridades sirias, de tendencia islamista, que asuman la responsabilidad total del atentado.
El ministro del Interior, Anas Jatab, aseguró que unidades especializadas ya iniciaron las investigaciones correspondientes y declaró que estos actos “no detendrán los esfuerzos del Estado sirio para lograr la paz civil”. En días recientes, Jatab había advertido sobre posibles ataques selectivos por parte del EI contra objetivos estratégicos y comunidades religiosas.
El Estado Islámico, que en el pasado controló amplias zonas de Siria e Irak, ha reivindicado nuevos ataques en los últimos meses, incluido uno en mayo contra fuerzas gubernamentales sirias. La organización extremista proclamó en 2014 un “califato” que fue desmantelado en años posteriores, pero células activas continúan operando en la región.
Este nuevo atentado pone en evidencia la fragilidad del contexto sirio y los desafíos que enfrentan las actuales autoridades para garantizar la seguridad y cohesión social tras más de una década de guerra.