
La importación de granos y oleaginosas por parte de México continúa al alza, reflejando la creciente crisis del campo nacional.
Entre enero y julio de 2025, el país adquirió del extranjero 27.9 millones de toneladas de estos productos, lo que representa un ligero incremento del 0.1 % respecto al mismo periodo del año anterior, que ya había sido considerado crítico. En contraste, los precios del maíz blanco y amarillo producido en territorio nacional han caído significativamente.
De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), las compras de maíz blanco —destinado al consumo humano y proveniente principalmente de Estados Unidos— se triplicaron en lo que va del año, alcanzando 658 mil toneladas. También se registró un récord histórico en la importación de sorgo, con 518 mil toneladas; la pasta de soya creció un 14.3 %, y la avena aumentó en un 6.2 %.
El GCMA, con datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), señaló que la cosecha 2025-2026 de maíz en ese país alcanzará los 425 millones de toneladas, la más grande registrada hasta ahora. Este rendimiento se debe en gran medida al uso de semillas genéticamente modificadas, diseñadas para resistir sequías y requerir menos agroquímicos.
Además, el grupo explicó que este avance tecnológico se complementa con una política de apoyo por parte del gobierno estadounidense, basada en precios mínimos y seguros de rentabilidad, lo que ofrece estabilidad a sus productores agrícolas.
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El anuncio de la USDA provocó una fuerte baja en el mercado de futuros del maíz en la bolsa de Chicago, donde los contratos más cercanos cayeron a niveles históricamente bajos, apenas por encima de los observados en el primer semestre de 2020.
“El precio futuro, que en febrero era de 198 dólares por tonelada, ahora se ubica en 146 dólares, lo que implica una caída del 26 %. Sumado a la depreciación del dólar frente al peso, que ha sido del 8 %, esto ha generado una reducción del 22 % en el precio de indiferencia del maíz amarillo y del 20 % en el maíz blanco en México”, detalló el GCMA.
El grupo consultor advirtió que esta situación afectará seriamente los ingresos de los productores nacionales, especialmente medianos y grandes, que representan la mayor parte de la producción agrícola en el país. Estos agricultores actualmente carecen de mecanismos de protección como programas de administración de riesgos o esquemas de comercialización con garantía, los cuales dejaron de operar tras 2019.