¡Bájenle al diablito de la luz y de la corrupción!

Debemos entender que el robo de luz a través de los famosos “diablitos” no es cosa menor, que para muchos es es un estilo de vida, que al resto de los ciudadanos nos cuesta casi 25 mil millones de pesos

En política la memoria es poder. Y mientras algunos olvidan lo que compran, otros demuestran que no saben olvidar. Y como si se tratara de un pase de lista entre viejos amigos, ayer el titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) relaciona a funcionarios federales de administraciones pasadas como responsables del deterioro de esta compañía de clase mundial.

Desde sus contrincantes en aquella campaña que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia en 1988 y en la que Manuel Bartlett fue uno de los candidatos por el PRI siendo secretario de Gobernación, hasta la administración de Felipe Calderón pasando claro por Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Durante estos periodos mencionó a ex secretarios y ex funcionarios de la CFE por tener o haber tenido participación en el sector privado luego de trabajar en la paraestatal.

La lista es grande y los supuestos beneficios también. Fue dada a conocer con el objetivo de prohibir que funcionarios una vez concluida su labor pública puedan trabajar en empresas privadas relacionadas con el sector al menos por una década. Con esto se pretende, entre otras cosas aumentar la producción de energía eléctrica del País sin afectar a la Comisión y para no depender de empresas privadas.

¿Qué pasará? Habrá que estar pendiente. Pero mientras se ordenan las cosas a nivel macro. Hagamos algo en lo que si nos corresponde. Y es que el robo de luz a través de los famosos “diablitos” no es cosa menor. Un estilo de vida para muchos que nos cuesta casi 25 mil millones de pesos.

De las pérdidas totales de energía, los diablitos representan el 55%. Una práctica que se concentra principalmente en la zona centro del país. El resto se va en fallas técnicas entre centrales y lugares de consumo.

¿Cómo ayudar para que dejen de robarnos? Denunciando, pues esto no sólo afecta a la CFE sino al patrimonio de los mexicanos. Y de paso aprendamos a cuidar la energía eléctrica. ¿Cómo? Revisando nuestras instalaciones, desconectar aparatos que no se utilicen, dar mantenimiento preventivo y correctivo a los equipos, comprar dispositivos ahorradores y aprovechar la iluminación natural a nuestro favor, así como pensar en fuentes de energía renovables.

Esto no sólo ayudará a reducir los efectos del calentamiento global y el cambio climático, además nos ubicará como un país en la búsqueda de energías amigables con el planeta y lejos de la dependencia del combustible fósil, una meta que vale la pena buscar y así acabar con los fósiles, en todas sus formas de expresión. Desde la Comisión Federal Electoral, a la Comisión Federal de Electricidad.

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