
Joe Biden expresó su gratitud por las muestras de apoyo tras informar que padece un cáncer de próstata avanzado, sensible a tratamiento hormonal
El expresidente de Estados Unidos Joe Biden, de 82 años, se pronunció públicamente este lunes para agradecer las múltiples muestras de solidaridad que ha recibido desde que dio a conocer que enfrenta un tipo de cáncer de próstata agresivo con metástasis ósea.
A través de una publicación en sus redes sociales, Biden compartió una fotografía acompañado de su esposa Jill y su gata. En el mensaje, escribió: “El cáncer nos afecta a todos. Como muchos de ustedes, Jill y yo hemos aprendido que somos más fuertes en los momentos difíciles. Gracias por darnos ánimo con amor y apoyo”.
La noticia, revelada el domingo, provocó una oleada de reacciones públicas, entre ellas la del actual presidente Donald Trump, quien expresó su pesar a pesar de las históricas tensiones políticas entre ambos. “Enviamos nuestros más cálidos y mejores deseos a Jill y a la familia, y le deseamos a Joe una rápida y exitosa recuperación”, manifestó el republicano desde su red social Truth Social.
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El diagnóstico se dio luego de que Biden presentara síntomas urinarios persistentes. Según su equipo médico, se detectó un nuevo nódulo en la próstata y se concluyó que el cáncer, aunque de tipo agresivo, responde positivamente al tratamiento hormonal, lo que ofrece posibilidades de control efectivo.
La situación médica del exmandatario se suma a la creciente atención sobre su estado de salud mental, especialmente después de que se difundiera una grabación de 2023 que evidenciaría dificultades para recordar fechas y eventos clave.
La grabación, publicada por el medio Axios, forma parte del material utilizado por el fiscal especial Robert Hur, quien lo entrevistó en el contexto de una investigación por manejo de documentos confidenciales. En ese encuentro, Biden mostró olvidos significativos, como no recordar el año del fallecimiento de su hijo Beau o la fecha en que Trump fue elegido presidente. Hur lo describió como un “anciano con mala memoria”, algo que la Casa Blanca rechazó por considerarlo inapropiado.
La controversia creció con la publicación del libro Original Sin (“Pecado original”), escrito por los periodistas Alex Thompson y Jake Tapper, en el que se detalla cómo el entorno de Biden buscó minimizar sus fallos en público y ocultar su deterioro cognitivo. El texto sugiere que su decisión de insistir en una campaña por la reelección en 2023, a pesar de su estado físico y mental, derivó en un debilitamiento estratégico del Partido Demócrata.
Según el libro, la situación llegó al límite tras el debate presidencial de junio de 2024, en el que Biden mostró dificultades de comunicación tan evidentes que finalmente lo llevaron a renunciar a la candidatura, cediendo la contienda a la vicepresidenta Kamala Harris. Sin embargo, ella también fue derrotada por Trump en las urnas.
En entrevistas recientes, Biden ha rechazado las versiones sobre un presunto deterioro mental. “Nada permite afirmar eso”, dijo a ABC en mayo. “Después de que me retiré de la carrera presidencial seguí siendo presidente durante seis meses, e hice un buen trabajo. Pero lo que asustó a todos fue ese debate”, afirmó.
El diagnóstico de cáncer y el repaso de los últimos meses de su mandato reabren el debate sobre la edad, la salud física y mental de los líderes políticos, un tema que seguirá siendo central en la política estadounidense, especialmente tras el regreso de Trump al poder.