
Desde los bares exclusivos de São Paulo hasta las playas de Río de Janeiro, Brasil enfrenta una creciente preocupación por una serie de intoxicaciones provocadas por bebidas alcohólicas adulteradas, las cuales podrían resultar letales.
Hasta el sábado, las autoridades habían registrado 195 casos sospechosos de intoxicación con metanol, un tipo de alcohol altamente tóxico que no debe utilizarse en la elaboración de bebidas. La mayoría de estos casos aún está bajo investigación. El Ministerio de Salud confirmó un fallecimiento directamente vinculado al consumo de alcohol adulterado, mientras que otros 12 decesos se encuentran en análisis.
Ocho de cada diez casos ocurrieron en São Paulo, el estado más densamente poblado y con mayor poder adquisitivo del país. Sin embargo, también se reportaron incidentes en otros seis estados y en la capital federal, Brasilia. Medios locales informaron sobre personas hospitalizadas en estado de coma, así como el caso de una mujer que perdió la vista tras consumir tres tragos de vodka en un bar de São Paulo.
El miedo ha comenzado a expandirse entre los consumidores, quienes han optado por evitar destilados como vodka, gin, whisky o cachaça, el licor base de la tradicional caipiriña. “Por ahora prefiero tomar gaseosas o, como mucho, cerveza, que dicen es más difícil de adulterar”, dijo un cliente preocupado.
La noche del viernes, en una conocida zona de bares en el barrio de Vila Mariana, en São Paulo, el ambiente se sentía apagado y varios establecimientos permanecían casi vacíos. Las autoridades aún no han determinado el origen del alcohol contaminado, pero la Policía Federal ya investiga un posible nexo con organizaciones criminales. El ministro de Salud, Alexandre Padilha, aconsejó evitar temporalmente el consumo de bebidas destiladas.
El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva puso en marcha una “sala de situación” para coordinar la respuesta a la emergencia y ha comenzado a buscar etanol farmacéutico como antídoto ante los casos de intoxicación.
Además, se están realizando gestiones con proveedores internacionales para conseguir fomepizol, otro antídoto utilizado en casos de envenenamiento por metanol, que no está disponible actualmente en el país.
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El metanol es una sustancia química de uso industrial extremadamente tóxica para los humanos. Su consumo puede ocasionar daños graves en el sistema nervioso y en el hígado.
Nikolaos Loukopoulos, propietario del restaurante griego Athenas en la famosa calle Augusta de São Paulo, decidió suspender la venta de bebidas alcohólicas por al menos una semana. Según comentó, los bares y restaurantes suelen abastecerse a través de distribuidores, que a su vez compran a fabricantes.
En Río de Janeiro, donde este sábado surgieron los primeros casos sospechosos, varios locales publicaron mensajes en redes sociales asegurando que sus bebidas son seguras.
Thais Flores, odontóloga de 28 años, aceptó a regañadientes una cerveza en un puesto en la playa de Ipanema. Su amiga Raquel Marques, de 29, decidió arriesgarse y pidió una caipivodka: “Estoy nerviosa, pero nos arriesgamos, el vendedor dijo que la compró en el mercado”.
Fábio de Souza, dueño del puesto, explicó que “cuatro personas ya preguntaron por el metanol”. Consciente del impacto económico que podría tener la situación, el comerciante de 44 años afirmó que permite a sus clientes probar el alcohol puro “para que estén más tranquilos”.
Sin embargo, ni él ni sus clientes sabían que el metanol no tiene olor ni sabor perceptible.