La UNAM y otras instituciones educativas crean jardines especiales para colibríes los cuales buscan lograr su conservación
Los colibríes, ave endémica de América, se encuentran en peligro de extinción, su usa en “amarres” amoroso es cada día más común, por lo cual las aves son sacrificadas para dicho fin, a esto se le suma la destrucción de su hábitat y el uso de químicos en cultivos.
Los rituales para hacer los amarres se pueden encontrar incluso en YouTube, también existen blogs donde detallan las instrucciones. Aunque el amor no es el único fin que la gente supersticiosa tiene para las pequeñas aves, algunos sacan su corazón, lo hierven y comen, creyendo que así protegen o curan el propio. La “protección” es otro de los fines con los que se atrapa a los polinizadores, pues los usan como amuletos.
Por las razones antes citadas es cada vez más común que las personas que creen en estas cosas persigan y cazen a los animalitos, matándolos o dejándolos morir; para quienes no quieren capturarlos, hay lugares donde tristemente venden los especímenes. El tráfico de los colibríes es muy común y lugares como el Mercado de Sonora -conocido por vender animales con fines de realizar brujería- se dedican a comercializarlos.
Esta situación a puesto al colibrí en focos rojos, pues se ha sumado a las especies amenazadas, si no se hace algo pronto dejarán de existir. Ahora figuran en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
La importancia de los colibríes
Los colibríes, chuparrosas o chupamirtos pertenecen a la familia de los Trochilidae y, por la estructura de sus palas y alas, al orden Apodiformes, patas muy pequeñas, y son propias del Continente Americano, donde se les encuentra en casi todos los ecosistemas: bosques templados, selvas húmedas, desiertos, e incluso en los picos montañosos más altos.
Se encuentran entre las aves más astutas, cualidad que les aporta un cerebro más desarrollado que el del resto de las aves que pesa 4.5% de su masa corporal, y poseen una aguda visión. Su peso ronda los 5 gramos y su longitud los 12 centímetros.
Vuelan distancias de 50 hasta 95 km/h gracias a su poderosa musculatura pectoral que puede representar el 30% de su masa corporal, pero algunas especies realizan migraciones espectaculares de hasta 6 mil kilómetros desde Alaska y Canadá, para llegar a México, o son capaces de atravesar el Golfo de México.
Los colibríes son de gran importancia ecológica, ya que son responsables de la reproducción sexual de muchas especies de plantas con flor.
Al momento de libar recogen el polen con sus cabezas y lo llevan a otras flores -tal como lo hacen las abejas-, lo que permite la reproducción de muchas especies de plantas que dependen de estos polinizadores para su supervivencia.
En la Ciudad de México se puede encontrar 17 especies de colibríes, el total de especies existentes en el país es de 58. En el mundo existen 350 especies de estos pequeños voladores.
Jardines para su conservación
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lanzó un proyecto para crear en la Ciudad de México jardines para colibríes, con el objetivo de atraer a más de estas aves y contribuir así a la polinización.
El objetivo de este proyecto es implementar jardines de colibríes como medio de atracción de estos animales y proporcionales recursos alimenticios en una ciudad en donde se ha deteriorado su hábitat natural.
Los jardines también podrán ser utilizados como medio de educación ambiental para señalar la importancia de la conservación de los colibríes como polinizadores y de este proceso para la conservación de la naturaleza.
Desde 2014 está en funcionamiento un jardín ubicado en la FES Iztacala, otras instituciones educativas e incluso un asilo de ancianos han tomado esta idea y han implementado sus propios jardines.
Una buena noticia es que los jardines los puede hacer cualquiera, sólo se necesita un pequeño espacio y plantas, si no lo tienes puedes poner un bebedero especial y así aportar un granito de arena a la conservación de los colibríes.
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