
Las campanas de la Catedral Metropolitana de CDMX repicaron este 8 de mayo para festejar la elección de León XIV como nuevo líder de la Iglesia Católica
La Ciudad de México fue testigo este jueves 8 de mayo de un emotivo festejo religioso que resonó en cada rincón del Centro Histórico. Las campanas de la Catedral Metropolitana repicaron con fuerza para anunciar a los fieles la elección de León XIV como nuevo Papa, tras la histórica jornada en el Vaticano donde el humo blanco de la Capilla Sixtina confirmó el resultado del cónclave.
La noticia de la elección del cardenal Robert Francis Prevost, de origen estadounidense con raíces peruanas, como el nuevo sumo pontífice fue recibida con júbilo en la capital mexicana. Las autoridades eclesiásticas instalaron pantallas gigantes en la Catedral Metropolitana para que los asistentes pudieran seguir en directo la transmisión oficial desde Roma.
Te puede interesar: Sheinbaum felicita a León XIV, nuevo líder del Vaticano
Fue exactamente a las 11:23 de la mañana, tiempo local, cuando el tradicional “Habemus Papam” resonó en el Vaticano, generando aplausos y alegría entre los presentes en la Catedral. Las reacciones no tardaron en llegar. El padre Eduardo Guzmán, integrante del Cabildo Metropolitano, expresó:
“Que aparte de ser de la iglesia de Boston, él tiene orígenes peruanos, es decir, latinoamericano y muchos decían que otro Papa latinoamericano ya no, no iba a ser posible, bueno el Espíritu Santo quiso porque es muy importante de que los fieles entendamos, no son las encuestas, no son las quinielas, no es la voluntad humana la que decide quién va a ser sucesor del apóstol Pedro en su cátedra, sino lo decide el Espíritu Santo”.
Los fieles reunidos compartieron su entusiasmo y esperanza. Gael Rodríguez comentó:
“Creo que cada persona tenemos un pensar distinto independiente de quien haya sido seleccionado, esperemos que haga un buen trabajo y buenas obras por el mundo y principalmente que nos dé y nos aporte una buena imagen y buen mensaje a todos alrededor del mundo”.
Ilsi, otra feligresa, añadió:
“Como todo católico esperemos que traiga mucha paz y unidad a nivel mundial, fue muy emotivo ver a todas las personas afuera, el humo blanco fue muy emotivo”.
Tras el anuncio oficial, algunos visitantes comenzaron a abandonar el recinto, mientras otros optaron por quedarse en el atrio para asistir a la misa del mediodía y escuchar el mensaje que los sacerdotes compartirían en la celebración eucarística.
La elección de León XIV se produjo en el segundo día del cónclave, en el que participaron 133 cardenales, incluyendo a los mexicanos Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega. Los cardenales lograron alcanzar el consenso necesario, con al menos dos tercios de los votos, para elegir al sucesor del Papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años.
De acuerdo con el protocolo, una vez alcanzado el acuerdo, el elegido fue consultado por los cardenales sobre su aceptación y sobre el nombre papal que asumiría. Luego se trasladó a la conocida “sala de las lágrimas” para revestirse con los hábitos pontificios antes de su primera aparición pública. Miles de fieles aguardaron pacientemente en la Plaza de San Pedro para presenciar la histórica bendición del nuevo Papa desde el balcón principal del Vaticano.
La alegría no se limitó a la Catedral Metropolitana. También en la Basílica de Guadalupe sonaron las campanas en señal de celebración, y los obispos auxiliares de la Arquidiócesis Primada de México invitaron a parroquias, rectorías y capillas a replicar el gesto.
La figura de León XIV ha generado entusiasmo no solo por su trayectoria, sino por su identidad latinoamericana. Aunque proviene de la arquidiócesis de Boston, sus raíces peruanas han sido motivo de orgullo para muchos fieles en América Latina, quienes consideran su elección un mensaje de inclusión y esperanza para la región.
Con este nombramiento, la Iglesia Católica inicia un nuevo capítulo. Los próximos meses serán determinantes para conocer las líneas pastorales que marcarán el pontificado de León XIV y los desafíos que enfrentará como líder espiritual de más de mil millones de católicos en el mundo.