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China viaja a la luna para conocer su cara oculta

La primer imagen de la cara oculta de la luna fue tomada por la sonda Chang’e-4

China reportó con éxito imágenes de la cara oculta de la luna, detectadas por la sonda  Chang’e-4, primicia mundial que refuerza las ambiciones espaciales del país.

La sonda Chang’e-4, que había despegado de la Tierra el 8 de diciembre, se posó sin problemas en la Luna a las 10 horas 26 hora de Pekín (02 horas 26 GMT).

La Chang’e-4 emitió una foto de la superficie lunar al satélite Queqiao, en órbita alrededor de la Luna, precisó la televisión pública CCTV.

“Logramos un resultado extremadamente preciso. El alunizaje fue suave y en un lugar ideal, en el centro de la zona seleccionada”, declaró el ingeniero de la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) Sun Zezhou, jefe de la misión Chang’e-4.

Antes de este hallazgo ningún modelo de exploración se había posicionado en la cara oculta de la luna, la más cercana a la Tierra.

La cara oculta de la Luna también recibe el nombre de “lado oscuro”, aunque es inapropiado, ya que la luz solar baña toda la superficie del satélite de la Tierra. Es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que la faz visible dispone de numerosas superficies planas para posarse.

China llevaba años preparando esta operación, especialmente difícil desde el punto de vista tecnológico.

Uno de los mayores desafíos es lograr comunicarse con el robot lunar. Como la cara oculta de la Luna está orientada en sentido opuesto a la Tierra, no hay una “línea de visión” directa para transmitir señales, salvo que se instale un relevo.

Durante la noche lunar, que dura 14 días terrestres, las temperaturas bajan a -173 grados Celsius y durante el día lunar, también equivalente a 14 días terrestres, pueden alcanzar los 127ºC.

Para hacerlo aún más difícil, el Chang’e-4 se envió en dirección a una región del polo sur de la Luna, la cuenca Aitken, cuyo terreno es particularmente complejo y empinado.

El Chang’e-4 llevará a cabo estudios sobre radiofrecuencias bajas, el cultivo de tomates en otros planetas y los recursos minerales, entre otras cosas.

China también ambiciona desarrollar una lanzadera reutilizable para 2021 y un cohete superpotente capaz de repartir cargas más pesadas que las que son capaces de gestionar la NASA y la firma privada SpaceX, y disponer de una base lunar.

“Estamos forjando una potencia del espacio. En ese proceso, podemos decir que el acontecimiento de hoy es particularmente simbólico”, declaró el ingeniero de la CNSA Wu Weiren, jefe del programa lunar chino.

 

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