
Muchos dueños se alarman al ver a sus perros comer pasto, pero este comportamiento suele tener causas normales, aunque existen señales que requieren atención veterinaria
Para muchos tutores de perros, descubrir que su mascota mastica pasto en paseos o en el jardín genera inquietud y dudas sobre si esta conducta podría ser perjudicial para su salud. Sin embargo, el consumo de pasto por parte de los canes no siempre representa un problema grave y, en la mayoría de los casos, tiene explicaciones relacionadas con su naturaleza y comportamiento.
Una de las razones más comunes está vinculada con sus orígenes: aunque los perros son animales carnívoros, pueden ingerir vegetales de forma ocasional para complementar su dieta con fibra o ciertos nutrientes. Este hábito no significa necesariamente que el perro tenga deficiencias alimenticias, pues incluso aquellos con dietas balanceadas pueden sentir curiosidad por morder césped durante sus caminatas.
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Asimismo, algunos perros comen pasto por aburrimiento, para reducir el estrés o como una forma de explorar su entorno a través del gusto y el olfato, especialmente en temporadas de lluvia, cuando la hierba desprende olores más intensos que pueden resultarles atractivos.
Otra posible causa es que los perros utilicen la hierba como un método para aliviar molestias estomacales. De acuerdo con estudios veterinarios, menos del 25% de los perros vomitan tras consumir pasto, y algunos lo hacen de manera instintiva para inducir el vómito y sentirse mejor.
Aunque este comportamiento es generalmente inofensivo, los especialistas aconsejan vigilar el entorno en el que el perro ingiere pasto para evitar el riesgo de intoxicación por productos químicos, fertilizantes o pesticidas. Además, si el perro presenta vómitos recurrentes, diarrea persistente o cambios de comportamiento tras ingerir pasto, es recomendable acudir al veterinario para descartar problemas de salud más serios.
En conclusión, observar a un perro comer pasto no siempre es motivo de alarma, pero mantener la supervisión y la consulta con un profesional en caso de comportamientos repetitivos o signos de enfermedad será clave para garantizar el bienestar de las mascotas.