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Con ayuda del Wifi público de la CDMX, hermanitos regresan a clases virtuales

Sentados en un banquito de plástico en la calle y compartiéndose a ratos el teléfono celular de su padre, los hermanitos tratan de no rezagarse

El regreso a clases en definitiva no fue el mismo para todos los niños del país, pues aquellos sectores vulnerables que aún antes de la pandemía presentaban rezagos y carestías económicas, tuvieron que echar mano de los recursos públicos para poder integrarse a la nueva realidad virtual.

Tal fue el caso de Daniela y Miguel, quienes a falta de internet en su hogar, tuvieron que conectarse en a la red Wifi gratuita de un poste de las cámaras de video vigilancia del C5 en la Ciudad de México.

Ahí, en la calle, sentados en la banqueta, los hermanitos permanecían a la vista de sus padres, dos vendedores ambulantes de tacos de canasta que todos los días deben salir a buscar el sustento.

“Estuvieron todos mis compañeros, que son 29 y la maestra nos presentó a dos nuevos alumnos que se llaman Santiago, la otra no me acuerdo su nombre, pero eran un niño y una niña, eran hermanos e iban a ir a nuestra escuela también.

Nos enseñó lenguas de señas para que no estuviéramos alzando la mano, hoy nada más nos puso a dibujar y nos puso por equipos para que platicáramos entre nosotros”, compartió Miguel Ángel, uno de los pequeños.

“Mi mamá tuvo que poner una contraseña para meterme en las clases, vi a mis compañeros y a mi maestra, me dijo que hiciéramos un trabajo así y que nosotros lo hiciéramos”, dijo la Daniela.

Sentados en un banquito de plástico y compartiéndose a ratos el teléfono celular de su padre, Daniela y Miguel no se perdieron por nada el primer día, aún con el bullicio de los ruidos urbanos no hubo distracciones.

Leonarda y Miguel, padres de los dos pequeños, acuden todos los días a la esquina de Miramontes y Cerro San Antonio, y tratan entre sus posibilidades que sus hijos no se rezaguen más en la escuela, esforzándose diariamente para que a sus hijos no les falte nada y sigan estudiando.

“Hay veces que es complicado porque no es lo mismo que estén en un aula de salón, que les explique la maestra, se aprende un poquito más, pero si uno tiene ganas de continuar estudiando en esta nueva modalidad de enseñanza u aprendizaje”, consideró Miguel, el papá de los pequeños.

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NCV

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