La invaluable riqueza artística que resguarda el edificio de la SEP refleja diferentes temáticas y formas de pensar de sus creadores, de visualizar al país
Fue un 3 de octubre de 1921 cuando se crea la “Secretaría de Educación Pública”(SEP), mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación por el entonces presidente de México, Álvaro Obregón.
Pero, más allá de abordar la historia o alcances, esta vez queremos enfocarnos a uno de los elementos más representativos de la dependencia encargada de diseñar, ejecutar y coordinar las políticas públicas en materia de Educación en México, los murales pintados en su edificio central ubicado en la calle República de Argentina #28, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Dirigida en un primer momento por José Vasconcelos, que ha sido señalado como el gran educador del país después de que desplegara por todo el territorio una cruzada contra el analfabetismo con acciones educativas y culturales, estableció la operación de la naciente dependencia en el edificio del antiguo Convento de Santa María de la Encarnación del Divino Verbo.
Eligiendo dicho inmueble con la finalidad de que todos los mexicanos pudiéramos acceder a las expresiones artísticas, entre ellas la pintura mural a la que concibió como el instrumento idóneo para lograr un proceso de alfabetización gráfico, a través del cual la población fuera capaz de leer su realidad social.
Con su espíritu nacionalista e inherente a la esperanza de la fuerza revolucionaria, impulsó el movimiento cultural conocido como muralismo mexicano, y es justamente el edificio central de la SEP en donde quedó de manifiesto la intención social que caracterizó a esta corriente artística.
En este espacio puede podemos ver el trabajo de importantes figuras muralistas como Jean Charlot, Amado de la Cueva, Roberto Montenegro y Diego Rivera, quien realizó la mayor extensión de obra pictórica en esos muros.
Parte de la magistral obra se conforma de imágenes metafóricas usadas para despertar la conciencia y promover el cambio social, a lo largo y anchos de los muros de dos patios, de los cuales el principal se denomina del Trabajo, ya que en la planta baja plasmó escenas relacionadas con actividades laborales, mientras que en el primer nivel representó el trabajo intelectual y en el segundo rindió un homenaje a las artes, los héroes e ideales nacionales.
Asimismo, en el cubo de las escaleras desarrolló un concepto propio de la transformación del ser humano, y en el vestíbulo de los elevadores hizo un tributo a la fertilidad.
El patio contiguo se conoce como Patio de las Fiestas, ya que en la planta baja están recreadas distintas de las celebraciones de México, mientras que en el primer nivel están representados los escudos de las entidades federativas que integran el país y en el segundo nivel elaboró escenas vinculadas con las luchas sociales revolucionarias.
En cuanto a Roberto Montenegro, este decoró el despacho que ocupa el secretario, con murales de imágenes relacionadas con las filosofías orientales y occidentales. Mientras que en los salones Simón Bolívar e Iberoamericano, retomó las ideas de unificación de América Latina, y en el salón Benito Juárez representó el valor social de la familia. El salón Emiliano Zapata está decorado con frisos alusivos a la ciencia, el arte y la tecnología.
Así, la invaluable riqueza artística que resguarda el edificio de la SEP refleja diferentes temáticas y formas de pensar de sus creadores, de visualizar al país.
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