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De los santos peregrinos al migrante del siglo XXI

La celebración del Día Internacional del Migrante este año se centra en las historias de cohesión social que son tan variadas como únicas

A lo largo de la historia de la humanidad, la decisión de cada migrante ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor.

Con un número cada vez mayor de migrantes que se desplazan por todo el planeta, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 18 de diciembre como el día para celebrar el papel del migrante y la contribución que la migración aporta a los países.

Así, dado que la migración es inherente al ser humano y forma parte del desarrollo de la sociedad y frente a un número cada vez mayor de personas en movimiento, en la actualidad se discuten acuerdos para una cooperación internacional que fortalezca y facilite las migraciones ordenas, seguras, regulares y responsables.

En la actualidad, la globalización, junto con los avances en las comunicaciones y el transporte, ha incrementado en gran medida el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros lugares.

Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para sociedades en todo el mundo. También ha servido para subrayar el vínculo que hay entre migración y desarrollo, así como las oportunidades que ofrece para el codesarrollo, es decir, para la mejora concertada de las condiciones económicas y sociales tanto en el lugar de origen como en el de destino.

La migración atrae en la actualidad cada vez más atención. Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los retos y dificultades de la migración internacional requieren una mayor cooperación y una acción colectiva.

Según datos de la ONU, las personas desplazadas en todo el mundo son 68 millones, de ellas 25 millones son refugiadas, 3 millones son solicitantes del estatuto de refugiado y 40 millones son desplazados internos.

El 19 de septiembre de 2016, la Asamblea General aprobó un conjunto de medidas sobre los desplazamientos de migrantes y refugiados. Estas obligaciones contraídas por los Estados Miembros se concretaron en la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, donde se reafirma la importancia de la protección internacional de estas personas y se subraya la obligación de los Estados miembros de mejorarla.

La Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, abrió el camino para la aprobación de nuevos acuerdos en 2018: uno de ellos es el Pacto mundial para establecer una migración segura, ordenada y regular, que entre sus muchas aspiraciones, procura asegurar el acceso a los servicios básicos para los migrantes, la dotación de documentos de identidad y la inclusión social de estas personas, así mismo, aspira al reforzamiento del multiculturalismo.

En 2017, en la víspera de Navidad, el papa Francisco comparó la travesía de María y José a Belén con la migración actual de millones de personas que se ven obligadas a dejar su país en busca de una vida mejor, o para sobrevivir, al expresar esperanza de que nadie sienta que “no hay lugar para ellos en este planeta”.

En el caso de México, las personas migrantes, independientemente de su situación migratoria, tienen derecho a la salud, educación, acceso a la justicia, protección consular, libertad de conciencia y expresión, derecho a solicitar refugio, a la información y comunicación y derecho a la no discriminación.

Para México, la movilidad es de suma importancia debido a que es el segundo país con el mayor número de migrantes internacionales, así como espacio de tránsito para un gran segmento de quienes desean llegar a Estados Unidos.

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