
Tras el desfile militar por el 215 aniversario de la Independencia, la explanada del Zócalo se llenó de familias, vendedores y actividades recreativas
Al concluir el desfile militar conmemorativo del 215 aniversario del inicio del Movimiento de Independencia, la explanada del Zócalo capitalino se transformó en una colorida verbena popular. Durante varias horas, familias y visitantes aprovecharon el espacio para disfrutar de actividades recreativas y gastronómicas.
Vendedores de alimentos, como frituras, hotdogs, frutas y jicaletas con chile, así como artesanos con juguetes que replicaban naves y helicópteros del Ejército, ocuparon la plancha del Zócalo, ofreciendo sus productos mientras los asistentes se tomaban fotografías frente a los emblemáticos edificios históricos que rodean la plaza.
Entre los visitantes se encontraban tanto capitalinos como turistas extranjeros, como Nicolás y Éloïse, quienes acudieron con sus dos hijos pequeños vestidos con trajes típicos mexicanos. “Nos interesan los temas culturales, por eso también vivimos fuera de nuestro país, para conocer un poco de otras culturas. Para nosotros siempre van a ser buenos recuerdos estar aquí vestidos de manera tradicional en el Zócalo”, compartió Éloïse.
La jornada también incluyó momentos de diversión para los niños, quienes jugaron con papalotes, globos e inflables. Algunos asistentes incluso aprovecharon para relajarse y tomar el sol mientras las cuadrillas de la Secretaría de Obras realizaban la limpieza y recogían los residuos generados por la concentración. Claudia Ramírez, vecina de Iztacalco, contó: “Nosotros vimos el desfile por televisión y antes de que terminara decidimos venir al Zócalo, porque sabíamos que ya estaría despejado. Encontramos un lugar para tomar el sol y pasar la tarde en familia”.
Hacia las cuatro de la tarde, elementos de la Policía Auxiliar de la Secretaría de Seguridad Ciudadana formaron una línea a lo largo de la explanada y lograron retirar de manera ordenada a los vendedores ambulantes. Así culminó la vendimia que acompañó la convivencia familiar y la celebración patriótica en la plancha del Zócalo, permitiendo que el espacio recuperara su carácter oficial tras el evento cívico.