
Reclusos aprovechan redes sociales, apps y conocimientos financieros para extorsionar desde prisión, dejando atrás métodos tradicionales como La tía y El chillón
La manera en que se cometen estafas desde las prisiones mexicanas ha cambiado drásticamente. Hoy, los internos recurren a tecnología financiera y redes sociales para extorsionar, superando prácticas tradicionales como La tía o El chillón. Plataformas de compra en línea, aplicaciones de edición y pagos digitales son ahora herramientas clave en estas operaciones.
Kevin, quien prefirió mantener su nombre en reserva por seguridad, explica cómo aprendió a manipular transferencias, cheques falsos y vouchers de Oxxo para defraudar a la población desde distintos penales de Ciudad de México. “Tú marcas números al azar, te metes a Marketplace y vas buscando ahí a las víctimas”, comenta tras quedar en libertad en febrero de 2025.
El exinterno asegura que la corrupción interna facilita estos delitos. “Ahí se vive una corrupción, todos son corruptos, hasta el director es el que recibe dinero. Ellos mismos te dan el teléfono, ellos te dan de alta”, afirma. Los estafadores pueden ir desde fraudes pequeños hasta la venta de vehículos, usando familiares y cómplices para concretar las transacciones.
Kevin describe cómo comenzó como vigilante dentro del penal, conocido como “18”, y escaló hasta ejecutar las estafas directamente. “De ‘18’ pues te daban a la semana, variaba, como te podían dar lo de tu lista, invitarte un café, un pan o te daban 200 a la semana”, detalla.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que durante el primer semestre de 2025 se registraron 5 mil 887 víctimas de extorsión en México, con un aumento del 6.8% respecto al mismo periodo de 2024 y del 77.4% frente a 2018. Los estados más afectados fueron Estado de México, Guanajuato, Ciudad de México, Nuevo León y Veracruz.
“Obviamente tú buscas al que acaba de publicar recientemente. ¿Cuántas ventas tiene? No es la primera vez. Ahí te dice el historial de las personas”, agrega Kevin, quien señala que incluso vendedores experimentados caen en estas redes. La interacción comienza con mensajes aparentemente inofensivos a través de Messenger, pero puede derivar en transferencias falsas y engaños sofisticados.
En muchos casos, los pagos parecen legítimos gracias a cheques certificados o de caja editados digitalmente, aprovechando que las transferencias pueden tardar hasta 48 horas en reflejarse. Kevin relata: “Depositas el cheque, aparece como salvo buen cobro. Puedes mandar la foto del voucher, pero hay aplicaciones que permiten editarlo”.
Las autoridades advierten que los fondos solo son efectivos una vez que la transacción se confirma “en firme”. La Secretaría de Hacienda y bancos recuerdan a la población que nunca solicitan datos personales por medios digitales y recomiendan extremar precauciones ante cualquier intento de fraude.
La Estrategia Nacional contra la Extorsión busca prevenir y atender este tipo de delitos. Las víctimas o personas en riesgo pueden denunciar llamando al número 089, fortaleciendo así la lucha contra las estafas que ahora se ejecutan con métodos cada vez más sofisticados desde prisión.