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Deportados Brand, en busca del sueño mexicano

Deportados Brand surgió de la necesidad de personas que regresaron al país sin oportunidades de trabajo

Eleazar. vivió 13 años en Wisconsin, trabajó como cocinero.

Adán. 16 años en Las Vegas, mantenimiento de limusinas.

Gustavo. 16 años en Washington, trabajador de la construcción.

Diego, 18 años en Atlanta, operador de montagargas.

Ana Laura. 16 años en Chicago, activista.

Todos fueron deportados.

Hoy trabajan en este pequeño taller de serigrafía al norte de la Ciudad de México.

Ahí, estampan su propia línea de ropa a la que llamaron “Deportados Brand”.

Ana Laura López, fundadora de Deportados Brand: Deportados Brand surge también en base a una necesidad de que nosotros aquí en el colectivo todos somos personas ya mayores, no somos jovencitos como el típico migrante que piensan que son los dreamers, y que desgraciadamente por esa edad aquí en México era difícil encontrar trabajo.

Eleazar Hernández Cardona, fundador de Deportados Brand: laboralmente aquí me discriminaron en todos los trabajos. ¿Por qué?, por una discapacidad, pero yo con todo y esa discapacidad  en Estados Unidos trabajaba en dos restaurantes y aquí no me dejaron ni la oportunidad de demostrarles quién era.

Su ira y dolor estampada en playeras, gorras, tazas y bolsas.

Ana Laura López: cuando llega uno de principio sí se siente uno derrotado, pero al estar cerca de mis compañeros y luchando, pues ya cambió ese sentimiento y por eso surgió esa frase que dice “deportado pero no derrotado”.

Con la venta de sus productos obtienen recursos con los que ayudan a otros deportados que recién llegan a la Ciudad de México.

Conocen la soledad de ser separados de su familia y regresar a un país que ya no es el suyo.

Sin falta, martes, miércoles y jueves están en una puerta que pasa desapercibida en el aeropuerto capitalino.

Adán Jácome, miembro de Deportados Brand: la puerta “n” es la puerta fantasma donde llegamos todos los deportados y en verdad es una tristeza porque hay veces que llegan los deportados y no tienen familia que los esté esperando aquí afuera.

Deportados Brand busca ser esa familia que reciba a los deportados en la Ciudad de México.

Ana Laura López: les brindamos apoyo a la gente, lo más básico, como prestarles el teléfono para localizar familiares, como ayudarlos a llegar al metro a una dirección y gente que no tiene a nadie aquí en México ahora también viven aquí con nosotros y esto es también un pequeño albergue.

De la mano de la asociación Ameyal, el colectivo también busca dignificar a los deportados, que llegan con costales de harina o azúcar que les da la autoridad estadounidense para guardar sus pertenencias.

Dolores Unzueta, miembro de Ameyal, A.C.: nosotros cambiamos ese costal porque nos parece un costal indigno para las personas y se los cambiamos por estas mochilas, como vienen dos tres días sin poder dormir, incluso sin poder asearse, trae un kit de limpieza que ellos agradecen mucho por la situación en la que vienen llegando.

El colectivo espera poder reunir el dinero para tener una vida digna en México y poder traer a su hijos o esposas.

Y un día sea su familia la que un día llegue al aeropuerto.


Diana Jiménez

 

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