
Israel interceptó al yate humanitario Madleen con 12 activistas, entre ellos Greta Thunberg, y anunció su deportación inmediata, argumentando que violaron el bloqueo naval hacia Gaza al navegar en aguas internacionales.
El pasado lunes 9 de junio, las fuerzas navales israelíes abordaron el Madleen en aguas internacionales, a unos 185‑200 km al oeste de Gaza, en su intento por entregar suministros a través de una acción simbólica coordinada por la Freedom Flotilla Coalition
A bordo viajaban 12 activistas internacionales —entre ellos la activista climática Greta Thunberg— con una pequeña carga de ayuda humanitaria, que incluía fórmula para bebés y medicamentos. Israel tildó la misión como un acto de “activismo en redes” y justificó el operativo como legal, alegando que se violó su bloqueo marítimo en contexto de conflicto armado.
Tras el abordaje, el barco fue remolcado al puerto de Ashdod. Allí, los retenidos recibieron atención médica y alimentos, y luego fueron trasladados al aeropuerto Ben Gurion para ser deportados a sus países de origen. El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí advirtió que quienes se nieguen a firmar los documentos serán presentados ante un tribunal.
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La acción provocó reacciones internacionales: Turquía la consideró “un ataque atroz”, mientras que Irán la calificó de piratería en alta mar. España y Suecia también se activaron diplomáticamente por la presencia de sus ciudadanos, incluido Thunberg, denunciando el abordaje en aguas internacionales y solicitando una resolución pronta.
Este capítulo se suma a otros intentos similares de romper el cerco marítimo sobre Gaza, tras incidentes previos como el del barco Conscience. El objetivo central —más simbólico que logístico— busca visibilizar el bloqueo y la precariedad humanitaria, aunque genera fuertes tensiones legales y diplomáticas.