
El Día del Padre en México se festeja cada tercer domingo de junio por razones sociales y prácticas que buscan favorecer la convivencia familiar
A diferencia del Día de las Madres, que siempre se celebra el 10 de mayo, el Día del Padre en México no tiene una fecha fija, sino que se conmemora el tercer domingo de junio. Esta elección no responde a una tradición religiosa ni a un acontecimiento histórico, sino a razones prácticas que priorizan la posibilidad de que las familias pasen tiempo juntas.
México adoptó esta fecha siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, donde se instauró este modelo desde principios del siglo XX. El objetivo era asegurar que la jornada coincidiera con un día no laborable para la mayoría de las personas, lo que facilitaría que padres e hijos pudieran celebrar juntos sin interrupciones por trabajo o escuela.
El origen de esta celebración se remonta a 1910, cuando Sonora Smart Dodd, en el estado de Washington, promovió la idea de honrar a su padre viudo, un veterano de guerra que cuidó solo de sus hijos. Su iniciativa fue ganando apoyo hasta que, en 1972, el presidente Richard Nixon la oficializó como una festividad nacional en Estados Unidos. Con el tiempo, otros países adoptaron la fecha, incluido México, que comenzó a celebrarla formalmente en la década de los cincuenta.
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La elección del domingo no fue casual. Al no estar vinculada a una fecha religiosa ni a un suceso cívico relevante, la conmemoración permite a las familias mexicanas adaptarla a sus propias costumbres y estilos de vida. Además, la jornada dominical permite reservar el día completo para convivir sin interferencias escolares o laborales.
Para el año 2025, el Día del Padre caerá el 15 de junio. Como ocurre cada año, la fecha cambia pero se mantiene el espíritu original: un domingo dedicado a reconocer y agradecer la labor de los padres.
Con el paso del tiempo, esta festividad también ha evolucionado. En años anteriores, los obsequios clásicos como corbatas o lociones eran casi obligatorios. Hoy, la celebración ha adquirido un tono más emocional e inclusivo. Se reconoce a padres que asumen una paternidad presente y afectiva, más allá del rol económico o disciplinario. Campañas escolares, mensajes institucionales y medios de comunicación han contribuido a destacar esta transformación hacia una paternidad más activa y consciente.
Aunque la fecha también impulsa el consumo, con promociones en restaurantes, tecnología o ropa, el centro de la celebración sigue siendo el fortalecimiento del vínculo afectivo entre padres e hijos. La conmemoración ha dejado de ser solo un gesto simbólico y se ha convertido en una oportunidad para reflexionar sobre el papel del padre en la familia contemporánea.
Así, el Día del Padre se mantiene como una fecha relevante en el calendario mexicano, no por el día exacto en que se celebra, sino por el sentido que ha ido cobrando con los años: el de reconocer a los hombres que educan, acompañan y están emocionalmente presentes en la vida de sus hijos.