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Día Internacional de la Amistad en tiempos de distanciamiento social

Una buena amistad previene la soledad, brinda la sensación de pertenencia y de propósito, además de aumentar la felicidad y reducir el estrés

La amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. En este marco, la Asamblea General designó en 2011 el Día Internacional de la Amistad con la idea de que la fraternidad entre los pueblos, los países, las culturas y las personas puede inspirar iniciativas de paz y presenta una oportunidad de tender puentes entre las comunidades. 

Para conmemorar el Día Internacional de la Amistad, la ONU alienta a los gobiernos, las organizaciones internacionales y los grupos de la sociedad civil a celebrar eventos, actividades e iniciativas que contribuyan a los esfuerzos de la comunidad internacional para promover un diálogo entre civilizaciones, solidaridad, comprensión mutua y reconciliación.

La resolución pone un especial énfasis en la importancia de implicar a los jóvenes y a los futuros líderes en actividades comunitarias encaminadas a fomentar la inclusión de las distintas culturas y el respeto entre ellas, promoviendo a la vez la comprensión internacional y el respeto de la diversidad.

El Día Internacional de la Amistad es una iniciativa que se remonta y parte de la propuesta hecha por la UNESCO tratada y aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1997, que definió la Cultura de Paz como un conjunto de valores, actitudes, y conductas que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos, abordando las causas profundas con el objetivo de resolverlos. 

Dos años después se adoptaría la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, la cual estableció 8 líneas de acción que las naciones, organismos y personas pueden emprender para que prevalezca una cultura de paz.

Nuestro mundo hace frente a muchos desafíos, crisis y fuerzas divisorias —pobreza, violencia, violaciones de los derechos humanos— que amenazan la paz, la seguridad, el desarrollo y la armonía social entre los pueblos del mundo y dentro de sí mismos.

Para abordar estos problemas, es necesario atajar las causas que los provocan, fomentando y defendiendo la solidaridad, que puede manifestarse de muchas maneras, como por ejemplo, la amistad.

A través de la amistad, cultivando los lazos de la camaradería y fortaleciendo la confianza, podemos contribuir a los cambios fundamentales y necesarios para alcanzar una estabilidad duradera, tejer una red de apoyo social que nos proteja a todos y generar pasión por lograr un mundo mejor, todos unidos por el bien común.

Según la Clínica Mayo, las amistades pueden tener una gran repercusión en nuestra salud y bienestar, pues los amigos pueden ayudarnos a celebrar los momentos buenos y brindan apoyo durante los momentos malos. Una buena amistad previene la soledad y también te da la oportunidad de ofrecer la compañía que otros necesitan.

Entre los beneficios de tener una amistad, podemos enumerar:

  • Aumentan la sensación de pertenencia y de propósito
  • Aumentan la felicidad y reducen el estrés
  • Mejoran la confianza en uno mismo y la autoestima
  • Te ayudan a enfrentar las situaciones traumáticas, como el divorcio, la enfermedades graves, la pérdida de trabajo o la muerte de un ser querido
  • Te motivan para cambiar o evitar que lleves un estilo de vida poco saludable, como tomar alcohol en exceso o no hacer ejercicio

En el caso de los adultos con un fuerte apoyo social, tienen menor riesgo de muchos problemas de salud importantes; por ejemplo, depresión, presión arterial alta y un índice de masa corporal (IMC) poco saludable. Incluso, los estudios revelaron que los adultos mayores con una gran vida social viven más tiempo que otros adultos mayores con menos relaciones.

Al respecto, Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, señaló que en situaciones de aislamiento social como la que vivimos actualmente por la pandemia de COVID-19, las amistades a distancia, cada vez más estimuladas a través de internet y redes sociales, aunque no sustituyen a las personales, sí mitigan la sensación de ansiedad y depresión.

“Esta nueva forma de interactuar es algo a lo que nos tenemos que adaptar, pues no habrá una realidad como la conocíamos antes. Los humanos hemos soportado otras pandemias y desastres naturales, pero lo que nos permite ser una especie exitosa es nuestra capacidad de adaptación”, subrayó el doctor en Neurociencias.

IPR

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